Oración para el nuevo curso

TE OFREZCO TODAS LAS HORAS DE ESTE NUEVO CURSO

Señor del Tiempo y de la Vida:

Gracias por esta nueva oportunidad

de «empezar y seguir» preguntando,

buscando, aprendiendo, construyendo.

 

Para que algo sea nuevo quiero pedirte

que mi mirada gane en hondura y detalle

para que vea más claramente

el discurrir de mis días

junto a mis compañeros, amigos

y la humanidad entera

como una travesía hacia el crecimiento,

la entrega, el amor y la lucha

por un mundo más humano y más justo para todos.

 

Hazme caminar consciente y atento

a todos los lugares y personas

con los que me iré cruzando en este tiempo,

y que conozca, por experiencia,

qué bellos son los pies del mensajero

que anuncia tu Buena Noticia.

 

Quítame el miedo a los cambios y a las preguntas

que me oprimen el corazón y la mente

para que los acoja serenamente

y aprenda a vivir con ellos hasta el día

en que sea posible una decisión, una respuesta

 

Que dé la bienvenida con una mirada sonriente

a todos los que encuentre en el camino

y sepa crear con ellos una red de acogida,

de presencia, de implicación y solidaridad

de modo que cada nombre y cada historia

me sean importantes.

 

Que reciba como un regalo tuyo personal

cada una de las cosas creadas

y sepa disfrutarlas, pero también cuidarlas

y compartirlas no sólo con los míos.

 

Que el manantial de la ternura y la compasión,

que brotan de tus entrañas de misericordia,

manen sin cesar dentro de mí, día y noche

y comprenda y acoja los gozos y las lágrimas

de cada uno de tus hijos, mis hermanos.

 

Que cada mañana despierte sereno y con bríos,

con la acción de gracias en mis labios y en mi corazón

y que mis palabras y mis hechos, pequeños o grandes,

proclamen que todo es gracia, oportunidad y don.

 

Que mi espíritu esté abierto para descubrir

lo que de mí quieres en cada momento

y que mi oración sea un tiempo de amor y de vida,

de sabiduría y docilidad a tu Palabra

y a tus palabras de valentía y fortaleza,

de generosidad de reconciliación y de paz

y de permitirte sembrar en mí mil inquietudes,

que me hagan madurar como persona

y mejorar el pequeño rincón de la tierra

en el que me has puesto.

 

Te ofrezco todas las horas de este nuevo curso

para que, como levadura evangélica,

sin miedos ni falsas excusas,

sea capaz de fermentar este mundo en tu Nombre,

haciéndolo nuevo, tierno, ¡más tuyo!

Y que tú me salgas continuamente al encuentro con tu bendición,

siendo mi Roca, mi Fuerza, mi Consuelo y mi Apoyo…

aunque yo me olvidara de ti

y guárdame de todo mal.

 

Amén.

 

Enrique Martínez, cmf

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