Por la paz en Siria

«¡No a la destrucción, sí a la paz!»

«Cada día estoy cerca, sobre todo en la oración, de la gente de Alepo. No debemos olvidar que Alepo es una ciudad, que allí hay gente: familias, niños, ancianos, personas enfermas… Lamentablemente ya nos hemos acostumbrado a la guerra, a la destrucción, pero no debemos olvidar que Siria es un país lleno de historia, de cultura, de fe. No podemos aceptar que esto sea negado por la guerra, que es un cúmulo de abuso de poder y falsedad. Hago un llamamiento al compromiso de todos, para que se haga una elección de civilización: no a la destrucción, sí a la paz, sí a la gente de Alepo y de Siria» (Papa Francisco, 11 Dic. 2016)


Nuestra cercanía, silencio sobrecogedor y oración con pueblo sufriente de Alepo.

«Sabah Mohammed murió el pasado día 3 de diciembre en su silla de ruedas en el barrio alepino de Shaar mientras su marido buscaba un doctor. Ha perdido a sus siete hijos y su casa en la batalla….

«La situación es catastrófica»….

Los hospitales apenas funcionan, no hay agua, falta gasolina para los generadores y la comida escasea. El cerco, con intensos bombardeos diarios y cientos de muertos, se ha prolongado cuatro meses sin reparto de ayuda humanitaria».

Noticia publicada en: El Mundo

Oramos esta noticia. Presentamos al Señor el dolor de nuestros hermanos y hermanas en permanente guerra.

«Ninguna religión como tal puede fomentar la guerra» porque está en ese caso proclamando «un dios de destrucción, un dios de odio». No se puede hacer la guerra en nombre de Dios o en nombre de una postura religiosa» (Papa Francisco)

 

«La esperanza no decepciona. La necesitamos mucho, en estos tiempos que aparecen oscuros, en el que a veces nos sentimos perdidos delante del mal y la violencia que nos rodean, delante del dolor de muchos hermanos nuestros. Es necesaria la esperanza. Nos sentimos perdidos y también un poco desanimados, porque nos sentimos impotentes y nos parece que esta oscuridad no termine nunca.

 

Pero no hay que dejar que la esperanza nos abandone, porque Dios con su amor camina con nosotros, yo espero porque Dios está junto a mí y esto podemos decirlo todos nosotros, cada uno de nosotros puede decir: yo espero, tengo esperanza, porque Dios camina conmigo. Camina y me lleva de la mano, me lleva de la mano. Dios no nos deja solos, el Señor Jesús ha vencido al mal y nos ha abierto el camino de la vida»

 

(Papa Francisco).

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