Vigilia de oración en la fiesta de la Virgen del Carmen

«Meditando tu vida tal como la describe el Evangelio, yo me atrevo a mirarte y hasta a acercarme a ti» (Santa Teresita).

Convocatoria:

María non invita a su fiesta para cantar con ella lo grande que es el Señor; para contemplar en ella la gracia que embellece el corazón; para tejer, unidos a ella, el mundo nuevo que Dios quiere; para entregarnos el don del Escapulario.

Ambientación:

  • Se puede colocar en medio de la comunidad una imagen o un icono de la Virgen del Carmen iluminado y adornado con flores. Todo lo demás está en penumbra. Que se note la noche. Y en medio de la noche se destaque la luz, María.
  • Los participantes se colocan de tal modo que el grupo tenga aire de familia, donde sea posible la mirada, el diálogo.
  • Se ensayan los cantos, para participar mejor y crear ambiente.

Palabras del animador:

La noche es tiempo de comunicación, de confidencias y de amistad. La noche es una excelente ocasión para crecer en el conocimiento y seguimiento de Jesús.

Nos acompaña una mujer, María de Nazaret, la Madre de Jesús, la Virgen del Carmen. Ella ha estado siempre cerca de todos nosotros; ha compartido los momentos de gozo y los de dolor. Se ha hecho joven con los jóvenes, niña con los niños, madre con las madres, mujer creyente con la humanidad comprometida.

Ella ha hecho nacer en la Iglesia la familia del Carmelo. Nos ha acompañado siempre. Se hizo hermana de los primeros ermitaños allí junto a la fuente de Elías, en el corazón del Monte Carmelo, en Israel.

Se hizo silencio orante, canto y anuncio de evangelio en los carmelitas que llegaron a Europa como mendicantes.

Despertó mil canciones nuevas del Espíritu en el corazón de Teresa de Jesús, Juan de la Cruz y tantos otros carmelitas.

Quiso plantar su tienda en los nuevos mundos y se hizo misionera con los misioneros.

Nos regaló su vestido pobre, el escapulario, signo de amor y compromiso hoy.

Con su encanto y con su gracia se ha metido en el corazón del pueblo; la aclaman los marineros y los de tierra adentro, los que sufren en los últimos momentos y los que empiezan la vida; muchas mujeres llevan su nombre; muchísimas personas hablan constantemente de su cercanía, de su amor, del gozo que deja en el alma. ¡Es la Virgen del Carmen! Estamos de vigilia para prepararnos a su fiesta. «¡María, mujer de fe, estrella de la Nueva evangelización, flor del Carmelo, Madre y guía de la santidad, acompáñanos!»

SALUDO CANTADO A LA VIRGEN DEL CARMEN:

LUCERO DEL ALBA, LUZ DE MI ALMA: SANTA MARIA, SANTA MARIA.

Virgen y Madre, Hija del Padre. Santa María.

Flor del Espíritu, Madre del Hijo. Santa María.

Madre del Redentor, Virgen fecunda. Santa María.

Puerta del cielo, por siempre abierta. Santa María.

TARJETA DE PRESENTACIÓN DEL GRUPO A LA VIRGEN:

Canto: Atráenos, Virgen María. Caminaremos en pos de ti. (Después de cada presentación se repite el canto).

Lector:

1.- María, venimos cada uno con la sed en el corazón.

Tenemos muchas cosas, pero nada termina de saciarnos del todo. Buscamos a Dios. Tú, que siempre has sido luz para todos los buscadores de Dios, ¡Atráenos y guía nuestros pasos hacia El!

(Símbolos: Uno de los participantes avanza con un cántaro sin agua, símbolo de la sed, y otro, lleva una lámpara, símbolo de la fe que nos guía en la noche).

2.- Somos gente del pueblo. Venimos del mundo del trabajo, del estudio, de la familia, del dolor o de la fiesta. No siempre nos es fácil vivir esa novedad que Cristo vino a invitarnos a vivir. ¡Atráenos, María, tú que siempre eres fermento de Dios en medio de la humanidad!

(Varias personas, las que al final darán testimonio, se ponen en camino desde sus sitios hacia donde está la imagen de la Virgen. Se colocan en torno a ella. Se quedan un momento de pie ante la Virgen, luego se sientan. Es conveniente de haya personas de diferentes edades y vocaciones, para expresar la riqueza del pueblo de Dios).

3.- Pasan los días, pasan los años, y nuestra vida no termina de ser fecunda para bien de la Iglesia y de la humanidad. ¡Atráenos, María, tú que diste al mundo la alegría de Jesús!

(Símbolo: Se presenta un poco de barro o de arcilla para expresar nuestro deseo de ser hechos de nuevo).

CONFIDENCIAS EN LA NOCHE

Lector: Cuando le hacemos un hueco en el corazón a la Madre, ella aprovecha para comunicarnos lo mucho que nos quiere. Lo hace a su manera, dialogando con nosotros en la noche, cuando se habla y se escucha con el corazón. Quiere hacer amistad con nosotros. El Escapulario es una señal de alianza, de diálogo mientras vamos de camino.

(Los textos que se ponen en boca de María hay que leerlos muy despacio para que calen en los corazones. Se puede poner música de fondo. A cada palabra de María sigue la palabra de los que están en la vigilia: unas veces hecha silencio, otras hecha canto, otras oración compartida. Se trata de un diálogo entre María y cada uno).

Lectura 1ª: ACEPTACIÓN DE NUESTRA PEQUEÑEZ

«No tengáis miedo a vuestra pequeñez; no tengáis miedo a vuestra verdad. Reconciliaos en paz con lo que sois. A nuestro Dios, ya sabéis que no le gustan las apariencias; le agrada la verdad. No es el momento de pretender grandezas que os superen; acallad vuestros deseos y presentaos con toda verdad ante el Señor.

No os avergoncéis de lo pequeño. Yahvé, cuando tuvo que escoger un pueblo para comunicar su amor a la humanidad, eligió el pueblo más pequeño. Y cuando tuvo que escoger un rey para ese pueblo, no se fijó en los más apuestos según las apariencias, sino en el más hermoso según el corazón.

Y no hace falta ir tan lejos; me escogió a mí, una joven de un pequeño pueblo llamado Nazaret, cuando soñó algo grande para los seres humanos. Nadie me conocía, pero El se fijó en mí, me adornó interiormente con su gracia, quiso unir su grandeza a mi pequeñez. Presentaos ante El; también os escoge y os llama a vosotros. Dadle vuestra pequeñez; El, a cambio, se os dará por entero. Así de generoso es nuestro Dios».

Momento de silencio, para decir cada uno a María su palabra.

Gesto: Puestos de pie, con las manos abiertas, para decir con todo nuestro ser: «Aquí estoy».

Canto en el Espíritu:Alégrate, María, llena de gracia (bis).

Lectura 2ª: ACOGEDORES DE LA PALABRA

«Dios no deja vacía vuestra pequeñez; envía su palabra y todo comienza a existir. La palabra de nuestro Dios es como la lluvia; empapa nuestra tierra y la fecunda. Abríos de par en par a la palabra; ella hará grande vuestra pequeñez, fuerte vuestra debilidad, valeroso vuestro miedo, plenitud vuestro vacío.

La palabra hará de vosotros hijos e hijas de Dios y de vuestro ser el lugar amado de Dios, donde El tendrá sus deleites con vosotros. A mí me hizo su palabra y en mí se hizo vida su palabra. Me dejé hacer. Tenía la sensación de ser como el barro en manos del alfarero. Me dejé hacer mientras creía. ¿Queréis escuchar conmigo lo que me dijo? Haced silencio, un silencio profundo, abrios y creed en lo que os dice el Señor’.

Otro lector:

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres… No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin… El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible» (Lc 1,28.30-33.35-37).

Silencio orante:

Canto: cantado suavemente y de forma repetitiva:Haced lo que El os diga. Haced lo que El os diga.

Lectura 3ª: RESPONDER CON FIDELIDAD

«Si no guardáis y rumiáis la palabra en el corazón, ésta va a quedar estéril. No os duela gastar tiempo para que la palabra os cale dentro. No os entre prisa por pasar a la acción; dejad que os crezca el amor dentro, para que después seáis fieles a nuestro Dios también en los momentos de prueba. La fidelidad de mañana se va cimentando en el corazón, donde escucharéis unas palabras, que el Señor ha dicho a todos los profetas y que me dijo también a mí: «No temas. Yo estoy contigo».

En la oración aprendió el pueblo de Israel a leer los acontecimientos de cada día como un «sí» de Dios a los hombres y en la oración se fortaleció para decir «sí» a Dios desde el gozo y el dolor. Yo hice de mi oración un misterio de amistad con mi Señor. Le pregunté, le acogí, le canté llena de gozo, sufrí en silencio, le amé, le amé sobre todo. En la oración se fortaleció mi «sí» para poder decirlo también en la cruz. Dejad ahora que el Señor fortalezca vuestra vocación de servicio dentro de la Iglesia».

Silencio.

Canto:Todo, todo lo guardaba, María, María.Todo lo guardaba, todo para meditarlo todo en su corazón.

Lectura 4ª: LA ALEGRÍA DEL COMPARTIR

«No tienen vino», le dije a mi hijo Jesús en una ocasión. «No tienen vino», le sigo diciendo ahora. Sí, a muchos les falta el vino de la alegría, el vino del amor. Se necesitan muchos cánticos nuevos para alegrar a la humanidad. El pueblo de Israel no podía permanecer mudo ante las maravillas de Dios, por eso todo lo compartía. Yo tampoco pude quedarme en silencio y se lo fui a comunicar a mi prima Isabel. Ella también me abrió el corazón y allí estalló la fiesta de Dios.

Contad vuestra experiencia, compartid con los demás las maravillas de Dios, cantad cantos desde el corazón con alegría. Veréis cómo se les despiertan a muchos las ganas de Dios. Con sencillez, con valentía, os invito a que pidiendo, alabando, dando gracias, como sea, expreséis ante todos algo de lo grande que es nuestro Dios».

Testimonios: Algunos hermanos y hermanas de la comunidad cristiana que está en oración, dan testimonio de las maravillas que ha hecho el Señor en sus vidas a través de la Virgen.

Canto: Después de cada testimonio.

El Señor hizo en mí maravillas.¡Gloria al Señor!

Lectura 5ª: EL DON CONVERTIDO EN TAREA

Estamos terminando este encuentro, este diálogo de amor en la noche. Pero antes de que os marchéis a descansar quiero haceros un regalo. Quiero ir a vuestras casas con vosotros, estar con vosotros, vivir con vosotros. Por eso os entrego a cada uno algo mío, algo que os exprese mi amor. Os entrego mi escapulario, mi vestido. Llevadlo en vuestro cuerpo, llevadme en el corazón. Es un regalo, pero también una tarea. No olvidéis poner todo esto por obra, de traducirlo en gestos y obras de amor. Llevad a todos el amor que nos regaló Jesús y que el Espíritu mantiene vivo en el mundo. Id, amigos, hermanos, hijos queridos… Yo estoy con vosotros. Cantad conmigo el MAGNIFICAT.

(Se entrega a cada uno un escapulario.

Se canta el Magnificat,si es posible con palmas y danzas.

Se recita esta oración, dicha por todos:

Flor del Carmelo,

Viña florida,

Esplendor del cielo,

Virgen fecunda y singular.

¡Oh Madre tierna!

A los carmelitas proteja tu nombre.

Estrella del mar.

Se termina con un aplauso de agradecimiento y de cariño a la Madre del Carmelo.

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