Presencia de María en la vida de Teresa
«La Virgen María está presente en los momentos más influyentes de la vida personal, fundacional y de escritora de Teresa de Ahumada, ya desde el hogar paterno. Para Teresa de Jesús, María es algo así como la presencia materna en el espíritu y en la forma de entender a Cristo, a la Iglesia y a las fundaciones que ella irá haciendo a partir del año 1562, como el medio de ayudar a la Iglesia en el cumplimiento de su finalidad» (Tomás Álvarez).
El alma profundamente mariana de santa Teresa de Jesús se forja progresivamente, ya desde los primeros balbuceos de la infancia en el hogar familiar. Ella misma nos dice como a la edad de seis años su madre tenía un cuidado especial de que fuera devota de la Virgen:
«Esto [el que su padre fuera aficionado a leer libros espirituales], con el cuidado que mi madre tenía de hacernos rezar y ponernos en ser devotos de nuestra Señora y de algunos santos, comenzó a despertarme de edad, a mi parecer, de seis o siete años» (V 1,1).
Desde muy niña procuraba soledad para practicar sus devociones preferidas:
«Procuraba soledad para rezar mis devociones, que eran hartas, en especial el rosario, de que mi madre era muy devota, y así nos hacía serlo» (V 1,6).
Cuando murió su madre, D.ª Beatriz, se dio cuenta de lo que había perdido, y acudió a la Virgen de la Caridad, en la ermita de San Lázaro, para pedirle que fuera ella su madre:
«Acuérdome que cuando murió mi madre quedé yo de edad de doce años, poco menos. Como yo comencé a entender lo que había perdido, afligida fuime a una imagen de nuestra Señora y supliquéla fuese mi madre, con muchas lágrimas. Paréceme que, aunque se hizo con simpleza, que me ha valido; porque conocidamente he hallado a esta Virgen soberana en cuanto me he encomendado a ella y, en fin, me ha tornado a sí» (Vida 1,7).
Generalmente se admite que Teresa de Ahumada tenía ya entonces la edad de 13 años para 14.
«Todo esto irá aumentando en su juventud y se acrecentará con su entrada en el Carmelo. A los veinte años Teresa entra en el convento de la Encarnación de Avila. Allí, como todo el Carmelo, la presencia de María es total: liturgia, cuadros, títulos, devociones, fiestas. Especialmente el hábito del Carmen ha marcado a Teresa. La persona de María del Carmen es como la personalización y la encarnación del estilo y del espíritu de toda la Orden» (Tomás Álvarez).
Experiencia mística de María en Teresa de Jesús
«Habiendo un día comulgado, mandóme mucho Su Majestad lo procurase con todas mis fuerzas, haciéndome grandes promesas de que no se dejaría de hacer el monasterio, y que se serviría mucho en él, y que se llamase San José, y que a la una puerta nos guardaría él y nuestra Señora la otra, y que Cristo andaría con nosotras, y que sería una estrella que diese de sí gran resplandor» (Vida 32, 11).
«Estando todas en el coro en oración después de Completas, vi a nuestra Señora con grandísima gloria, con manto blanco, y debajo de él parecía ampararnos a todas; entendí cuán alto grado de gloria daría el Señor a las de esta casa» (Vida 36,24).
En Doc PDF: Letra y música de la canción: Parecía ampararnos, de Rafael Mª León, ocd
Bajo su manto blanco
parecía ampararnos,
parecía ampararnos.
Nuestra Seño-ra
parecía ampararnos,
parecía ampararnos.
1. La Virgen soberana se mostró
con tan grandísima gloria;
junto a ella, apiñados,
parecía ampararnos
su manto protector.
2. La Virgen soberana nos juntó
con tan grandísima gloria;
en su amor, cobijados,
parecía ampararnos
su manto protector.
3. La Virgen soberana me escuchó
en horfandad tan amarga:
supliquéla que fuese
Madre buena que extiende
su manto protector.
4. La Virgen soberana es el amor
que acoge a quien le suplica,
es ternura infinita
y a sus hijos ampara
su manto protector.