El pan partido con los pobres

SEMANA DE ESPIRITUALIDAD: CUARTO DÍA

1. ACOGIDA Y ENSAYO DE CANTOS

Buenas tardes. Bienvenidos/as a esta Semana de Espiritualidad que prepara la familia del Carmen. El Espíritu nos pone delante un pan, un pan partido y una mesa donde están los pobres. Y pobres no son los de fuera, que también, pobres somos todos. Dios o nos encuentra pobres o nos hace pobres. La pobreza es nuestra verdad más honda. Somos pobres y necesitados, llamados a recibir. ¿Qué tenemos que no hayamos recibido? «Todo es gracia», repetía alborozada Teresita, la mujer de la audaz confianza en su querido Papá Dios. Jesús, que es el camino que va marcando las huellas de nuestro camino, nunca se cansa de dar, de darse. Es como una fuente inagotable en medio del desierto. Jesús es una auténtica sorpresa en el camino. Cruza toda frontera y se sienta a la mesa con los pecadores. ¿Dónde se ha visto una cosa igual? Va por los caminos y levanta del suelo el pequeño gesto de una mujer que da lo que tiene, o ensalza aquel otro gesto, tan bello, de la mujer que rompe el frasco del perfume y llena de buen olor toda la casa. Jesús se detiene para escuchar el grito del ciego mendigo desde todas las orillas y acoge enternecido el detalle de gratuidad de un niño que pone sus cinco panes y dos peces para que empiece sin tardanza la fiesta del compartir. Jesús no tiene reparo en comprender, en perdonar, en restaurar la dignidad perdida. ¡Cuánta vida reparte! Y cuando la crisis se cierne sobre Él, y la noche se hace noche oscura por la traición y hasta el abandono de los suyos, de todos nosotros, toma un trozo de pan, lo parte y lo reparte en una cena. Jesús, así, ahuyentó toda tiniebla, y plantó sobre la tierra el arco iris de la vida que no tiene fin. Jesús, en el pan partido de la eucaristía, nunca se cansa de dar. No nos cansemos nosotros de recibir. Vuestra presencia aquí, en esta tarde, manifiesta el deseo de recibir y de dar. La vida se nos da y la merecemos dándola. Bienvenidos/as.

(Música de fondo)

2. DIOS ES PARA TODOS. EL PAN ES NUESTRO

Dios es libertad para todos

Una persona entra llevando una Luz en las manos, la deja en el suelo, y la tapa acaparándola.

Dios es LIBERACIÓN, LUZ para toda oscuridad, alegría para todos, salud y dignidad para todos los enfermos… Ha querido compartir su regalo con todos los seres humanos, empezando por los más excluidos, pero unos pocos se han apropiado de los dones y la luz se ha escondido, y los más excluidos siguen encadenados. De nuevo el mundo ha quedado a oscuras.

Momento de silencio. Sin música.

Dios es vida digna para todos

Una persona entra llevando en alto una Vasija de agua, la deja en el suelo, y se apropia de ella rodeándola con sus manos.

Dios es VIDA, AGUA de salud para todos, ofrecimiento de una vida, digna de hijos e hijas de Dios. Vino al mundo para levantar y dar libertad a todos los caídos, pero unos pocos se adueñaron de la «dignidad» y la colocaron sobre el despojo de los últimos. Y el mundo se quedó de nuevo roto, dividido, enfrentado, sin puentes para unir orillas. Y los pobres se quedaron en todas las orillas del mundo, en los márgenes de la historia.

Momento de silencio. Sin música.

Dios es buena noticia para todos

Una persona entra llevando en alto la Palabra, la deja en el suelo, y la tapa con su ropa.

Dios es Buena Noticia, especialmente buena noticia para los pobres. Vino al mundo para que todos tuvieran vida abundante, pero unos pocos se adueñaron de las fuentes de riqueza y el mundo se quedó convertido en un pequeño jardín empalizado para disfrute de unos pocos; el mundo quedó convertido en un inmenso desierto que crece cada día. Los abusos e injusticias de todo género ahogaron la Buena Noticia y los más pobres se quedaron sin voz, en los márgenes de todos los caminos.

Momento de silencio. Sin música.

Dios es pan de amor para una mesa común

Una persona entra llevando en alto una Hogaza de pan, la deja en el suelo, y se apropia de ella.

Dios es AMOR, Pan de amor para una mesa común. Vino al mundo para que todos tuvieran comida suficiente, pero unos pocos se adueñaron de los alimentos, y el amor quedó hecho trizas, convertido solo en palabra. Al esconderse el pan, Dios quedó oculto a los ojos de los hombres, y los más pobres se quedaron fuera de la mesa.

Momento de silencio. Sin música.

3. DIOS ARRIESGÓ EN LA ENTREGA Y ENVIÓ A SU HIJO AL MUNDO

Podría parecer que el egoísmo humano frustraría el proyecto de Dios y que llegaría a convertir el jardín en un desierto de arena. Nada más lejos de la realidad. Tres gestos de Jesús dan la vida a la humanidad, levantan toda dignidad y devuelven la esperanza. Tres gestos que manifiestan la dinámica de Dios de poner amor donde no hay amor para sacar amor. (Aparecen tres rostros de Jesús haciendo lo que se dice en el texto: tomar el pan, partirlo, darlo).

Jesús tomó el pan en sus manos

Jesús tomó el pan, tomó nuestra humanidad. Nos amó. Jesús nos aceptó. Jesús nos eligió. Lo que Jesús asume, jamás lo abandona. Pertenecemos al Señor. Somos del Señor. Nosotros somos el pan que Jesús toma en sus manos. El nos ha tomado para que seamos pan para los demás. Estamos en buenas manos. Aun cuando abandonemos a Jesús, El nunca nos deja. Aún cuando nuestra fidelidad decaiga, no por eso se tambalea la fidelidad de Jesús. Aquí está nuestra inquebrantable confianza.

Jesús partió el pan

Jesús parte el pan y lo reparte. El amor se quiere regalar. Dios está en el pan partido y compartido. Cuando Jesús partió el pan en la posada de Emaús a los dos discípulos se les abrieron los ojos y sintieron arder una llama en su corazón. Nosotros somos el pan que Jesús reparte. Cuando nos dejamos repartir, se les abren los ojos a los que están a nuestro alrededor y pueden creer. Aunque solo tengamos un poco de amor en la alforja, podemos repartirlo para que comience la fiesta de la novedad de Dios. El compartir ha sido siempre una señal para reconocer a los cristianos. Dios está en el pan partido.

Jesús dio el pan

Jesús ama y se entrega hasta el extremo. Quien da así se hace pobre, se hace el último de todos, arriesga en elanonadamiento. Pobreza de corazón es uno de los muchos nombres de Dios. Jesús no da cosas, se da a sí mismo. Jesús es el Hijo de Dios dándose por entero. Los amigos de Jesús tienen siempre abiertos el corazón y las manos para darse. Si un cristiano no abriese sus manos para compartir, dejaría de ser amigo de Jesús. La Iglesia vive del dar y darse, así da a su Señor. La participación en la eucaristía nos empuja a ir en búsqueda de los hambrientos, que tienen hambre de Dios y de pan.

4. ¿CÓMO RESPONDER AL QUE «NOS ENRIQUECIÓ CON SU POBREZA» (2Cor 8,9)?

En la cena que recrea y enamora,

allí abres tu pecho y lo das todo.

Tu amor, ¡hasta el extremo!, va brotando de tu fuente.

Sin quedarte nada en los adentros, todo lo pones en nuestras manos.

 

Como grano de trigo que se esconde en la tierra,

así escondes tu rostro para lavar nuestros pies manchados por el barro.

Nos dices tu amor, poniéndote en medio, como un siervo.

¡Qué sorprendente tu gesto, el de esta noche!

 

Lavas mis pies, incapaces ya de caminar con alegría.

Pies ateridos por el dolor y la tristeza de esta hora tan oscura.

Pies manchados por el pecado de la cobardía y el miedo.

Pero pies lavados por el agua de tu amor,

pies besados una y otra vez con tu perfume.

 

¿Aceptaré ser amado de esta manera?

¿Dónde quedarán mis deseos de ser grande?

Me quedo mudo por el asombro.

¡Qué manera la tuya de decirme el Amor!

 

Mi corazón, cual otro Cenáculo,

mi vida, que es también casa del Espíritu,

queda sobrecogido ante un amor tan grande.

¡Demasiados gestos para mi cortedad de miras!

¡Cómo rumiar tanto amor en el silencio!

Pero tu amor no se detiene, se abre paso,

como luz para todos los senderos.

¡Qué tardío soy de darte todo a Ti, que me das todo!

Ven, Espíritu, y recuérdame siempre los Amores

del que, por mí, se hizo el último de todos,

partió su pan y me lo ofreció para el camino.

De tanto recibir, algún día se me despertará el amor.

Y caminaré con hermanos y hermanas hacia Tí

5. NUEVOS SIGNOS O LA OPORTUNIDAD DE REGRESAR A LA VIDA DE CADA DÍA POR OTROS CAMINOS

«Tened los mismos sentimientos que Cristo Jesús (Flp 2,5).

La humildad, que es andar en verdad

«Una vez estaba yo considerando por qué razón era nuestro Señor tan amigo de esta virtud de la humildad, y púsoseme delante -a mi parecer sin considerarlo, sino de presto- esto: que es porque Dios es suma Verdad, y la humildad es andar en verdad, que lo es muy grande no tener cosa buena de nosotros, sino la miseria y ser nada; y quien esto no entiende, anda en mentira. A quien más lo entiende, agrada más a la suma Verdad, porque anda en ella. Plega a Dios, hermanas, nos haga merced de no salir jamás de este propio conocimiento, amén» (Moradas VI, 10,7).

La humildad es aprender a ser lo que somos. La humildad es aprender a ser pobres. La humildad nos lleva a cantar al descubrir que Dios besa nuestra pequeñez. A menudo, la vida nos presenta no pocos motivos para instalarnos en la soberbia de creernos más ricos que los demás. Pero la vida nos regala también muchas oportunidades para ser humildes, para colocarnos en la verdad. Veamos lo que pasó a este joven y a su padre acomodado.

Haz de mí, mi Dios, un anawin

Anawin en lengua aramea significa: «Hombre pobre, cuya única riqueza es tener a Dios. El anawin cree realmente en El y, teniéndolo en su ser, le basta para sobrevivir». La bienaventuranza de no poseer nada. «Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» (Mt 5,3).

Canto:

HAZ DE MÍ UN «ANAWIN»,

HAZME POBRE, UN ANAWIN.

UN ANAWIN, UN POBRE;

HAZ DE MÍ, MI DIOS, UN ANAWIN.

Todo puede cambiar.

«La muchedumbre vio llegar soldados alemanes flacos, sucios, sin afeitar, con la cabeza cubierta de venda ensangrentadas, apoyándose unos en muletas y otros dejándose caer en el hombro de su compañero. Con la cabeza baja. En la calle, pasados los gritos de insulto a los jefes, que habían paseado aristocráticamente su superioridad sobre la plebe de los vencedores, sucedió algo: un silencio de muerte. No se oía ya más que el frotar lento de los calzados y de las muletas. Y vi una mujer, con gruesas botas rusas, poner la mano sobre el hombro de un miliciano: Déjame pasar. Había en la voz de esa mujer algo tal que el miliciano le abrió paso como bajo una orden. La mujer se acercó a la columna y sacó de su morral un trozo de pan negro cuidadosamente envuelto en un pañuelo. Lo tendió al prisionero agotado, un hombre que apenas se sostenía sobre sus piernas. De repente, otras mujeres siguieron su ejemplo y comenzaron a arrojar pan y cigarrillos a los soldados alemanes vencidos. Ya no había enemigo. Ahora era hombre» (Eugene Evtouchenko cuenta cómo fue con su madre a ver la llegada a Moscú de los prisioneros alemanes. Perdido entre la multitud asistió a se hecho protagonizado por las mujeres rusas, unas obreras madres, esposas o hermanas de oros tantos muertos en el frente. Vio el poder humanizador de la ternura de unas mujeres rusas con las manos deformadas por los trabajos duros. En su libro Autobiografía precoz).

El incansable camino de la ternura

PowerPoint: El gorrión.

Tres profetas para el camino (Nos los regala el último número de la revista ORAR)

Carlos de Foucauld: Buscador de caminos, fascinado por la sencillez y verdad del misterio de Nazaret, peregrino incansable de las huellas de Jesús, testigo del amor de Jesús hacia los pobres, hermano de todos. «Padre, haz de mí lo que quieras. Sea lo que sea, te doy las gracias».

Óscar Romero: Hombre de Dios, profeta del pueblo, predicador de la verdad, constructor de la Iglesia… «Mi vida no me pertenece a mí sino a Ustedes»… «Puede usted decir, si llegan a matarme, que perdono y bendigo a quienes lo hagan».

Hermano Roger, prior de Taizé: Llamado por Dios, hombre de escucha profunda, con una mirada llena de ternura, artífice de puentes para unir todas las orillas, místico del Dios que se entrega. «Cuando la Iglesia escucha, sana, reconcilia, llega a ser lo que es en lo más luminoso de ella misma, límpido reflejo de un amor» (hermano Roger)..

Una oración nueva con sabor a pan nuestro:

Hermano mío, que estás aquí a mi lado;

hermana mía, con quien comparto, seguro, la tierra que pisamos;

no es mucho, pero es lo esencial.

Respetado sea tu nombre en todas las lenguas del mundo.

Hagamos juntos una tierra que no explote a nadie; que a nadie relegue a los márgenes.

Una tierra en la que todo aquello que es un regalo

(el agua, el alimento, el viento, el suelo…) esté en manos de todos.

Y de esta forma, el reino de Aquel al que llamamos Padre vaya viniendo a la tierra, al mar, a cada rincón

donde un hermano se siente amado y dispuesto a amar.

Que nuestro pan, hermano, sea el de hoy, y si hoy alguno de los dos no tiene pan, llame a la puerta del otro;

tal vez nos quedemos con el estómago medio vacío,

pero nunca con el corazón reseco; porque mi mesa es tu mesa, y mi casa no es mi casa: es casa de todos.

Y perdóname si en algún momento todo esto se me olvida

y de repente creo que nuestro Padre no es tan nuestro y es más mío; perdóname y ayúdame.

Recuérdame entonces que el dolor del mundo es también mío, y que si voy diciendo que mi Padre es nuestro,

no puedo volver mis ojos ni parar mis manos.

Y no te preocupes: este pacto es mutuo; si yo en algún momento me siento ofendido por ti, te lo haré saber.

De esta forma podemos construir de nuevo;

que la forma de librar del mal a nuestra tierra es sintiendo sus males,

y a partir de la vida compartida con el hermano…

construir, caminar, amar. Así sea, hermano. Así sea, hermana.

(Oramos el Padre nuestro con las manos unidas).

Power Point final como un eco precioso de lo que cantaba por los caminos san Francisco, el poverello de Así, el que supo tanto de pobreza y de riqueza.

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