SANTA TERESA DE JESÚS. RELACIONES CON LA INQUISICIÓN (II)

DANIEL DE PABLO MAROTOCarmelita Descalzo, “La Santa” – Ávila

En un artículo anterior intenté demostrar que la Inquisición española no solo no persiguió a la madre Teresa, sino que, denunciado al tribunal el libro de su Vida, sus buenas relaciones con altos dignatarios del mismo, que no solo no la condenaron, sino que aprobaron su espíritu y sus obras con muchos elogios. El original permaneció en su sede de Madrid por falta de interés de la orden hasta que lo recuperó en 1586. En esta segunda entrega completo las informaciones dadas para que los lectores de sus Obras tengan mejor conocimiento de sus relaciones con la Inquisición. Aprovecho las informaciones de los protagonistas de primera hora para conocimiento de aquellos lectores que las desconocen.          

1 – Sobre la retención del libro de la Vida por la Inquisición

Es conocido el hecho de que el autógrafo de la Vida de santa Teresa estuvo retenido (“secuestrado”) en el tribunal de la Inquisición de Madrid bastantes años, noticia trasmitida por un   testigo de los hechos, el carmelita descalzo, P. Jerónimo Gracián de la Madre de Dios. Cuenta que “una señora principal de España” [la princesa de Évoli, Doña Ana] tuvo acceso al libro de la Vida de la madre Teresa y, dolida porque sin su consentimiento suprimió la fundación de monjas en Pastrana, su feudo familiar, lo envió al tribunal de la Inquisición porque contenía “visiones, revelaciones y doctrinas peligrosas”; lo examinó “el padre maestro Fray Hernando del Castillo”, dominico. Con ocasión de un encuentro de Teresa, “pidió licencia al cardenal Quiroga, arzobispo de Toledo, presidente de la General Inquisición, para fundar un monasterio de monjas en su arzobispado, bien sin acordarnos del libro”:

Mucho me huelgo de conocerla [le contestó] que lo deseaba, y tendrá en mí un capellán que la favorecerá en todo lo que se ofreciere [¡!]; porque la hago saber que ha algunos años que presentaron a la Inquisición un su libro y se ha examinado aquella doctrina con mucho rigor; yo lo he leído todo, es doctrina muy segura, verdadera y muy provechosa; bien puede enviar por él cuando quisiere y doy la licencia que pide y ruégola que me encomiende siempre a Dios”.

Narra después Gracián que la Madre quiso rescatar el libro inmediatamente, y él le contestó que “pues sabíamos de boca del inquisidor general ser aprobado”, era más fácil buscar una copia segura del mismo y hacer copias para los conventos de frailes y de monjas; fue lo que hizo: pedir una copia que tenía el Duque de Alba, Don Fernando de Toledo, que la tenía con permiso de la Inquisición, se lo dio e hizo las copias. Una llegó a manos de la Emperatriz que deseo que se imprimiera, como se hizo por mediación de Fray Luis de León. “Y se sacó de la Inquisición el original, que estaba de mano de la misma Madre, para que lo impreso fuese más correcto”. (Dilucidario del verdadero espíritu. En Obras del Padre Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, I, Burgos, El Monte Carmelo, 1932, cap. IV, p. 15. Edición del P. Silverio de Santa Teresa.

Se pueden añadir otras Informaciones del P. Domingo Báñez, OP. “Este libro [de la Vida], ya le tenía escrito cuando este testigo la comenzó a tratar […]. Después tornó a reformar y añadir al dicho libro, el cual libro este dicho testigo leyó y entregó al Santo Oficio de la Inquisición en Madrid, y después le fue tornado por el inquisidor Don Francisco de Soto y Salazar para que le tornase a ver y dijese su parecer; y le tornó a ver, y al cabo del libro en algunas hojas blancas dijo su parecer y censura, como se hallará en el original escrito de mano de la misma madre Teresa de Jesús […]”. Esa “censura” se puede leer en las ediciones modernas, por ej., EDE, al final de la Vida. (Procesos de Beatificación y Canonización de la Madre Teresa de Jesús. I. Procesos informativos de los años 1591-1592 y 1595-1597, Burgos, Monte Carmelo y Otras, 2015.pp. 45-46).

Quedan por analizar, aunque sea brevemente, los dos documentos que redactó la madre Teresa como pliegos de descargo respondiendo a las imputaciones que algunas monjas de Sevilla algo trastornadas hicieron sobre las monjas, y que se publican en las ediciones modernas de sus Obras completas.

2 – Alegaciones de santa Teresa a la Inquisición

En el artículo citado al principio, hice una mera alusión a la respuesta que dio la madre Teresa a los inquisidores del tribunal de Sevilla en defensa propia. Creo que vale la pena dar a conocer mejor ese material que se publica en sus Obras completas, conocido y bien valorado por los especialistas y -eso espero- algo menos por los lectores ocasionales. En la edición de EDE (Madrid) corresponden a las Cuentas de Conciencia 53 y 54. En otras ediciones cambia la nomenclatura: son Relaciones. Sigo la edición de EDE.

En la primera (nº 53), alude brevemente a los “grados” o formas de orar de carácter infuso, no procurados por ella. Es una breve exposición del tema para recordar que, ante la novedad de esos “fenómenos” psicológicos y espirituales, acudió a sabios confesores tanto jesuitas (“espirituales”) como dominicos (“intelectuales”). El lector admira la excelente memoria de la madre Teresa para recordar no solo los nombres de varios confesores, sino los cargos en sus respectivas órdenes, títulos y dedicación, los lugares de encuentro con ellos, etc. Son todos muy conocidos como teólogos. Me admira que no recuerde a los dos primeros y jovencísimos jesuitas que tanto bien hicieren en los comienzos de su vida mística, Diego de Cetina y Juan de Prádanos. En esas fechas tardías debían ser unos oscuros personajes o menos conocidos.

En la segunda (nº 54) explica los distintos “grados” de oración mística y sus “fenómenos” concomitantes; una breve síntesis que desarrolla en sus Obras mayores, como Vida y Camino con anterioridad y, después, y muy ampliamente, en Moradas. Es una sintética exposición del “camino” de la oración mística cristiana que admirarían los censores de la Inquisición sevillana que no solo no tendrían experiencia de ello, y estaban acostumbrados a juzgar la mística “bribónica” de los “alumbrados” de Andalucía que experimentaban fenómenos parecidos. Como falta el espacio para el desarrollo de estos ricos materiales, aconsejo a los lectores interesados que repasen personalmente este breve y documentado material. Espero que lo dicho ilumine algo más las relaciones de la madre Teresa con el tribunal de la Inquisición y no se sigan difundiendo mentiras e ignorancias sobre el tema.

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