Ignacio Husillos Tamarit, ocd, nos ofrece estas sabias reflexiones acerca de la espiritualidad en las distintas etapas de la vida. Las iremos ofreciendo sucesivamente, según las edades.
RESUMEN: Reflexión sobre la espiritualidad en las diferentes edades, estados y etapas de la vida, teniendo una mirada diacrónica y destacando algunos particulares en cada una de las edades.
PALABRAS-CLAVE: espiritualidad, edades de la vida, infancia, juventud, adultez, ancianidad.
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ACLARANDO LOS TÉRMINOS
¿Hay una espiritualidad para cada etapa de la vida del hombre? No. Más bien, un modo peculiar de vivir, de encarnar y de explicitar la espiritualidad a lo largo de la vida. Al decir «hombre» me refiero a su etimología (no es palabra masculina, aunque se atenga al uso de género masculino, pero no tiene un femenino equivalente, ya que el par lingüístico es varón-mujer, y no hombre-mujer por más que la ignorancia haga de ello una constante repetición en diversos ámbitos de la información y de la comunicación); por tanto: hombre es sinónimo de humanidad, colectivo de las personas humanas.
Al decir «espiritualidad» me refiero a la espiritualidad cristiana (pensando en clave católica pero que puede servir para las claves tanto ortodoxa como protestante).
El fundamento de la espiritualidad es siempre el encuentro personal con Jesucristo; estando, actuando y caminando al aire de su vuelo 1, el del Espíritu Santo; teniendo como absoluto al Padre, Dios de Jesucristo (que en Él se nos ha revelado como imagen nítida y clara de su voluntad, de su ser, de su hacer: Trinidad ad intra, Trinidad ad extra) y, desde Él, a los hermanos en Cristo, Él como primicia y los demás tras Él, empezando por su propio cuerpo ‘místico’, que es la Iglesia (en el que, de un modo especial, nos miramos todos los cristianos en el espejo de la Virgen María, espejo de virtudes para el camino), y acabando por los más remotos confines del universo (conocido y desconocido, descu- bierto y aún por descubrir 2), habiendo pasado por los lugares limítrofes y periféricos de nuestro mundo (periferias amadas por el papa Francisco, que no ceja de exhortar a todos los fieles para que se acerquen a ellas y las tengan en cuenta en su vida cotidiana, en su praxis pastoral, en su oración y misión 3).
Puestos en claro los términos generales, vayamos ahora al predicado del título: «a lo largo de la vida». Si la vida evoluciona -y es un dato claro a la vista de todos- desde que somos niños hasta que somos ancianos, y con ello evolucionan los modos de relación de cada uno con sus semejantes, consigo mismo y con Dios, fundamento de toda praxis cristiana, material primordial que fundamenta la experiencia (base de la espiritualidad), entonces habremos de concluir que a lo largo de la vida se sucederán modos diferentes de vivir la espiritualidad, de entenderla quizá, de expresarla, etc.
1 Cf. S. JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual 12 (CA), 13 (CB).
2 Cf. E. BUENO DE LA FUENTE, «Y si hubiera vida inteligente en otros planetas, ¿cuáles serían sus posibilidades de salvación?, en Burgense 55 (2014), 207-228; F. J. MARTÍN-TORRES, «Vida extraterrestre: implicaciones», ibíd., pp. 197-205.
3 Cf. A. RICCARDI, Periferias. Crisis y novedades para la Iglesia, Madrid, San Pablo, 2017; J. A. NUREÑA, El sentido de las periferias existenciales del Papa Francisco, Lima, UCSS, 2017
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INFANCIA, JUVENTUD, MADUREZ, ANCIANIDAD
Son las cuatro edades típicas: la infancia, la juventud, la madurez (o adultez) y la vejez o, más amablemente dicho, la ancianidad. (Es curioso cómo los fonemas coadyuvan a la dureza o, en su caso, a la suavidad de los vocablos: vejez tiene un fonema ‘duro’ como la jota; pero ancianidad tiene repetición de fonemas ‘blandos’ como la de, la ene y la ce.) Puede ser que vengan a nuestra memoria infinidad de imágenes de la historia del arte en que se han plasmado estas cuatro ‘edades del hombre’ (la misma expresión ha tenido su propio recorrido, pasando hace unas décadas por la creación de la Fundación Las Edades del Hombre, que ha favorecido la puesta a punto del patrimonio sacro de las numerosas diócesis que la Comunidad Autónoma de Castilla y León tiene o acoge en España 4).
2.1 Infancia
No es lo mismo infancia que niñería (de niño, -a) o, incluso, que ñoñería; pensemos que a algunos cristianos, al leer por primera vez la famosa Historia de un alma de santa Teresita, se les queda un regusto de ñoñería, hasta que logran hacer una segunda lectura del testimonio y descubren en él a una gran santa con una gran misión y unas pautas espirituales de gran calado, válidas para cualquier cristiano; contrastes así se han puesto ya de relieve al explicar las dicotomías que se encuentran a lo largo del estudio de su figura 5; p.e.: la imagen de una pequeña santa –la Santita, Teresita (ella firmaba la petite Thérèse, la pequeña Teresa, y dado que en francés no hay desinencias del diminutivo se tradujo como Teresita)- y la imagen de una gran santa: se dice que san Pío X la llamó la santa más grande de los tiempos modernos 6.
Por tanto, aunque la infancia incluya y con- lleve ciertas niñerías y hasta algunas ñoñerías pasajeras, porque van de suyo en la edad, hay que tomar en serio el período de la vida que abarca la niñez: la educación en la infancia resulta del todo imprescindible, siendo de carácter interdisciplinar, teniendo en cuenta las diferentes dimensiones del niño y sabiéndolas integrar 7.
Incluso desde el momento previo a que el niño tome conciencia de sí y pueda interactuar con sus semejantes por medio del lenguaje: en efecto, desde la etología se han estudiado profundamente esos momentos (de cero a un año y medio y de ahí a tres años, aproximadamente) con notables resultados; por ejemplo, el valor de la resiliencia en los niños y en su posterior desarrollo 8.
(Continuará…)
4 Cf. Teresa de Jesús. Maestra de oración, Valladolid, Las Edades del Hombre, 2015: se aprecia la evolución espiritual a lo largo de las diversas edades de santa Teresa.
5 I. BENGOECHEA, Teresa de Lisieux: Genialidades y sorpresas, Burgos, Monte Carmelo, 1996.
6 JUAN PABLO II, Divini amoris scientia (19.10.1997), 10 (no da la cita textual).
7 N. ZAMBRANA ORTIZ, «Las dimensiones políticas, espiritual, moral (PEM) de la niñez y su impor- tancia en la educación formal», en Paradigma nº 1 (2010), pp. 63-86.
8 Muy recomendable el denso estudio de B. CYRULNIK, Los patitos feos. La resiliencia: una infancia infeliz no determina la vida, Barcelona, Gedisa, 1999.