LA ORACIÓN DE MARÍA

GUIÓN DE ORACIÓN PARA LAS PARROQUIAS PREPARACIÓN AL AÑO JUBILAR 2025

AMBIENTACIÓN

El lugar donde se celebra la oración comunitaria se puede ambientar con varias velas, ya encendidas cuando la asamblea empiece a entrar. Junto a las velas un Icono de María y flores.

Ofrecemos unos textos del Evangelio con breves meditaciones. Cada comunidad cristiana puede elegir aquellos con los que desee orar.

ACOGIDA

Vamos a recorrer el camino orante de María, escuchar sus palabras, adentrarnos en su misterio de amor y celebrar su gozo y el nuestro. En ella se manifiesta la ternura entrañable de nuestro Padre Dios, se dibuja la humanidad nueva inaugurada por Jesús, y se estrena cada día el canto nuevo del Espíritu. Ella acoge el dolor y el gozo de nuestro mundo, alienta todas las esperanzas. Ella nos hace familia, nos abre su hogar. María acompaña a la Iglesia en su peregrinar hacia la casa del Padre.

La invocamos: CANTO. DULCE MADRE. Jésed. Ministerio de Música: CD: Primer sagrario, nº 11: https://open.spotify.com/intl-es/track/7E1yrZoxPR5QjCpi0tiH9v?si=bc46b267e1054f69

(Se lee el texto del guión entre tres personas: Narrador, Voz en off y María).

Narrador: «En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”» (Lc 1,26-28). 

Voz en off: “Alégrate”.

María: ¡Qué saludo el de aquella mañana de gracia! Quedé llena, llena del amor de un Dios que llegaba hasta mi pequeño ser de mujer.

Voz en off: “Alégrate”.

María: Así me dijo el ángel del Señor, y el gozo del Espíritu saltó en mi interior como una cascada de agua fresca que brota de una profunda montaña.

Voz en off: “Alégrate”.

María: Y el gozo del Espíritu se plasmó en mi interior para siempre.

Voz en off: “Llena de gracia”.

María: Era el nuevo nombre que Dios Padre me ponía. Quería expresar con él la fuerza de su mirar, su amor eterno y desbordante, su obra de salvación.

Voz en off: “El Señor está contigo”.

María: Era el aviso para la misión que me confiaba: Ser madre-virgen. Él estaría siempre en mí. Juntos andaríamos el camino de la Nueva Humanidad.

Gesto: Manos levantadas en actitud de alabanza.

Pausa de silencio con música instrumental

Narrador: «Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin» (Lc 1, 31-33).

Voz en off: Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús”.

María: ¡Qué anuncio tan feliz! ¡Qué anuncio tan sobrecogedor! ¡Qué anuncio tan cargado de misterio! Todo mi ser de mujer se estremeció al sentir que Dios entraba en mi vida, que Dios ocupaba toda mi vida, que en mis entrañas se engendraba la VIDA.

Decir como un susurro: Jesús, Jesús, Jesús.

Narrador: «Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios» (Lc 1, 34-35).

Voz en off: “¿Cómo será eso, pues no conozco varón?”

María: El Espíritu Santo, dador de vida, vino a hospedarse en mí, para que de mí naciera el fruto bendito, la nueva humanidad.

Gesto: Manos en el pecho en actitud de apertura al Espíritu.

Pausa de silencio con música instrumental

Narrador: «También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible» (Lc 1,36)

Voz en off: “Para Dios nada hay imposible”.

María: Todo es posible para ti, Dios mío, que me llamas a la vida. Tú, también, Isabel, mujer estéril y marginada, desde hace unos meses, llevas en tus entrañas una nueva vida. Dios me envía como señal, para manifestar que su obrar es desconcertante, pero iluminador. Rompe nuestros esquemas, pero abre nuevos caminos de comunicación. 

Actitud: Mirada en silencio a los santos de la puerta de al lado.

Narrador: María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y el ángel se retiró» (Lc 1, 37-38).

Voz en off: «Hágase en mí según tu palabra».

María: Todo es posible para Dios. Su amor hace florecer el desierto y brotar las ramas secas; vigoriza los huesos sin vida. La promesa que escuché del ángel: “Para Dios nada hay imposible” se grabó con fuego en mi corazón y me acompañará a lo largo de toda mi vida. Apenas me deja el Ángel salgo aprisa a visitar a Isabel. Las dos compartimos los misterios gozosos del Enmanuel, del Dios que viene a habitar nuestra tierra, del Dios que viene a alumbrar toda oscuridad, del Dios que viene a hacer nuevas todas las cosas. 

Canto: Dijiste Sí: https://www.youtube.com/watch?v=-ltNYCPrxPA

(Durante un momento de silencio, con fondo musical, el narrador hace estas preguntas).

¿Cómo acojo la Palabra de Dios en mi vida?
¿Me fío de Él?
¿Estoy disponible para sus planes?

Canto: Hágase, Ain Karem. CD: Según tu palabra, nº 7. https://open.spotify.com/intl-es/track/62lc6MaGErWI1amP96JSlh?si=a6818743ce5142c3

Gesto: De pie, con las manos abiertas en actitud de apertura a la voluntad de Dios.

Narrador: «En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá» (Lc 1, 39-45).

 Voz en off: “Bendita tú entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá

María: Estas palabras de Isabel sonaron en mí como buena noticia. Estaba llegando el tiempo nuevo, el nuevo amanecer de la salvación.

Él me invadía totalmente, sentía ya los latidos del amor en mi fe de peregrina. Mi Hijo se iba agrandando en mi vientre. Esperaba gozosa su nacimiento.

Gesto: Caminar unos pasos.

Momento de silencio con música instrumental

Narrador: Hacemos presentes a las madres que gestan en sus entrañas la vida, y a aquellas que enfrentan dificultades y sufren por no conseguirlo. Que encuentren fortaleza, esperanza y consuelo en cada paso de su camino.

Oramos todos:

Señor, te pedimos que ilumines nuestros corazones
para valorar y proteger la vida en todas sus etapas.
Que cada ser humano,
desde su concepción hasta su muerte,sea acogido con amor y respeto.
Danos la fortaleza para defender la vida
y la sabiduría para promover
una cultura de paz y dignidad para todos.

Narrador: «Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor… Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones» (Lc 2, 22.33).

Voz en off: “Una espada te atravesará el alma”.

María: Así me habló el anciano Simeón. Estas palabras de dolor llegaron a mi ser, abierto y disponible, con tanta fuerza que permanecí esperando que en cualquier momento se hicieran realidad.

Palabra dicha en voz baja: Amén. Amén. Amén.

Pausa de silencio con música instrumental

Narrador: «Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas… Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados». Él les contestó: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron lo que les dijo. Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos. Su madre conservaba todo esto en su corazón» (Lc 2, 46-52).

Voz en off: ¿Por qué me buscabais?

María: Nuestro Hijo nos fue creciendo, y nos fue creciendo dentro. Se perdió y lo buscamos con el amor del alma. Su padre y yo lo buscamos angustiados. Yo conservaba todo esto en mi corazón sin entenderlo.

Un día se marchó a los caminos. Tenía pasión por anunciar el Reino.

Narrador: En un momento de silencio se invita al grupo a reflexionar: ¿Cómo vivimos lo que nos sucede? y a compartir los momentos de oscuridad en el camino de la fe.

Oramos todos:

María, Madre y Señora nuestra:
Ayúdanos a velar en los momentos difíciles de la vida.
Acompáñanos a buscar sentido a lo que sucede en el mundo.
Ensénanos a leer lo que no entendemos a la luz de la Palabra.
Contigo queremos guardarlo todo en el corazón.
Todo forma el tejido de nuestra historia de salvación,
es el lugar donde habita Dios.
Contigo, María, decimos sí al Señor en nuestra vida. Amén.

Respuesta: Di tu palabra orante en voz alta.

Narrador: «Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice: «No tienen vino». Jesús le dice: «Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora». Su madre dice a los sirvientes: «Haced lo que él os diga» (Jn 2, 3-5).

Voz en off: Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.

María: Pero yo tenía prisa. Por eso intercedí por los novios. Estábamos en Caná. Había llegado la horade indicarles que el Vino nuevo de la vida era mi Hijo. Les pedí que creyeran en su Palabra, quese pusieran en sus manos.

Canto: Caná. Ain Karem. CD: Con Él la fiesta empezó, nº 9: https://open.spotify.com/intl-es/track/5db6NJZA90hCzG4szlC4sD?si=415d33704ade4d1b

Intercesiones espontáneas.

Narrador: «Al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» (Mt 5, 1-3).

Voz en off: “Dichosos los pobres, dichosos los limpios, dichosos los pacificadores…”

María: ¡Qué gozo al escuchar el anuncio del Reino de labios de mi Hijo! ¡Qué alegría oírle decir a Él estas cosas! Sus palabras iban cayendo dentro de mí como semilla en tierra fértil, que esperan, un día, romperse para dar fruto.

Gesto: Abraza con amor a algunas personas a las que Jesús llamó Bienaventurados.

Pausa de silencio con música instrumental

Narrador: «Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio» (Jn 19, 25-27).

Voz en off: ¡Mujer, ahí tienes a tu Hijo!

María: Llegó también la hora esperada de la cruz, la que tantas veces aguardé en silencio confiado, abandonada totalmente a su querer. Llegó la hora de repetir nuevamente la palabra de la mañana primera: ¡Hágase en mí tu Palabra!
Llegó la hora de estar de pie y serena ante la incomprensión del dolor y los gritos de los seres humanos. Llegó la hora de ser nuevamente madre, madre universal, madre abierta, madre de todos. La hora de esperar, nuevamente en silencio, la Palabra del Padre sobre mi Hijo.

Pausa de silencio con música instrumental

Símbolo: Una persona entra en la asamblea y se coloca delante con el cirio pascual encendido. Permanece así hasta finalizar el canto del Aleluya.

Voz en off: ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

María: La espera dio fruto. Mi corazón se llenó de gozo. Mi Dios resucitó a mi Hijo. Triunfaba la vida. ¡Qué alegría para mi corazón! ¡Qué fiesta dentro de mí! ¡Qué ganas de compartir con los amigos de Jesús!

Canto. Aleluya. Jésed. Ministerio de Música. CD: Mi Primera comunión, nº 7: https://open.spotify.com/intl-es/track/36lhpz5R29Fiu8jNzn80sQ?si=6cb23e8709d54527

Narrador: «Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos» (Mt 28, 19-20).

Voz en off: Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos

María: La hora del Espíritu, la hora de la Iglesia está grabada en mi corazón de Madre. Cobijé a los discípulos en esa hora oscura de desamparo. Me reuní con ellos en oración a la espera del Espíritu, que mi Hijo había prometido.

Llevo en mis entrañas maternales los gozos y los dolores de la humanidad que espera anhelante la nueva vida del Espíritu, la del amor derramado en los corazones. La del pan partido y repartido para todos, la hora de la copa abierta de la fraternidad universal, la hora de ser Iglesia sinodal.
Llevo escritos en mis manos, siempre abiertas, los nombres de los pequeños, los rostros de los pobres, los gemidos de los excluidos, el dolor de los que sufren. Son los predilectos del Padre, los que tanto amó mi Hijo. El Espíritu sigue enviando hacia ellos testigos del amor, de la paz, de la vida.

¡Confiad!, no estáis solos, camino con vosotros.

Palabras que María guardaba en el corazón

Gesto comunitario: Los participantes en la oración, sabiéndose bendecidos por Dios en María, unen sus manos y oran juntos diciendo el Ave María.

CIPE: Centro de Iniciativas de Pastoral de Espiritualidad – https://cipecar.org

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