Lectura orante del Evangelio: Lucas 5,1-11
Compartir es nuestra mayor riqueza (Campaña de Manos Unidas 2025).
‘Rema mar adentro y echad vuestras redes para la pesca’.
Jesús nos llama desde el mar adentro a los que nos conformamos con la seguridad de la orilla. Nos desafía, desde el abandono confiado, a vivir la vida de forma creativa, con soluciones a los grandes problemas de la humanidad: hambre, violencia, esclavitud, falta de dignidad. Sabe que tenemos miedo, que somos vulnerables, pero nos pide la audacia de creer. La palabra de Jesús es un desafío a ir más allá de lo que pensamos, hacemos y vivimos.
Jesús, gracias por hacer posible lo que nos parecía imposible.
‘Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes’.
Hemos trabajado, quién no ha hecho algo para que todos, también las mujeres de todo el mundo, los niños más empobrecidos, tengan voz, pero no hemos visto el fruto. ¿Será esto una excusa para dejar de luchar? ¿Tendrá sentido presentarnos ante Jesús con el fracaso de las manos vacías? ¿No será mejor quedarnos en la orilla? En esas estamos, pero cuando todo parece terminar, Jesús nos propone comenzar el camino de la fe y unir nuestras manos para encender luces de esperanza en medio de la noche. Su palabra es más fuerte que todos nuestros límites y desalientos.
Si tú lo dices, echaremos las redes.
Hicieron una redada tan grande de peces, que las redes comenzaban a reventarse.
La generosidad de Jesús es desbordante. El fruto es tan abundante que los ojos se nos llenan de lágrimas de alegría. ¡Quién más amigo de dar que él! Su palabra nunca defrauda. Sólo aguarda nuestra fe en él para mostrar que un mundo nuevo es posible. Su confianza en nosotros cambia nuestros esquemas. Es normal que nos llegue el asombro.
¡Qué desbordante es tu generosidad! Gracias, Señor.
Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: ‘Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador’.
La presencia salvadora, provocadora, de Jesús deja al descubierto nuestra cobardía. Es lógico que nos den ganas de alejarnos. Pero Jesús no ha venido a alejar sino a acercar y llamar a los perdidos. Cuenta con nosotros para extender por el mundo la bondad y la ternura del Padre, la alegría generosa del Espíritu. Lo más importante en estos momentos críticos es la vida y la persona de Jesús. Lo decisivo no es que la gente venga a tomar parte en nuestras cosas, sino que puedan entrar en contacto con él. La fe cristiana sólo se despierta cuando las personas se encuentran con testigos que irradian el fuego de Jesús.
Jesús, contágianos tu entusiasmo. Cuanto más te conocemos, más te amamos.
Jesús dijo a Simón: ‘No temas: desde ahora serás pescador de hombres’.
Jesús nos llama a colaborar en el Reino, a compartir. Él tiene poder para hacernos mujeres y hombres nuevos, solidarios con los hambrientos. Su poder nos da la fuerza para ser misioneros de libertad. Jesús nos envía, como cirios de luz en la vida cotidiana, a crear una nueva humanidad. ¿Quieres ir con él?
Te damos gracias, Jesús, por tu confianza en nosotros.
Si aún hay hambre es porque queremos – CIPE – febrero 2025.