Lectio divina: DOMINGO IV DE CUARESMA

Lucas 15,1-3.11-32

Invocación al Espíritu

Ven, Espíritu, fortalécenos para hacer el camino hacia el Padre por muy perdidos que estemos.

Motivación. Para disponer el corazón.

Nuestros errores nunca dañan el amor que Dios nos tiene (Papa Francisco).
Me senté en la miseria, me levanté con el deseo de tu pan (San Agustín).

A la espera de la Palabra. Con la lámpara encendida.

Estamos en el corazón de la Cuaresma y en el corazón del evangelio de Lucas, el evangelio de la misericordia (tres parábolas: buen pastor, dracma, hijo pródigo). Ante una pieza maestra de la literatura narrativa del NT, una maravillosa historia de amor de padre frente a los rencores y egoísmos de los hijos. La finalidad de la parábola es mostrar lo que es Dios y lo que nos quiere, y cómo lo realiza por medio de Jesús. Es una defensa de Dios como Padre, que nunca abandona a sus hijos. Ante el vigor poético y la intensidad emotiva de esta parábola de Jesús, entramos en el asombro. Esta parábola es una radiografía de nuestro corazón. Hay un tercer hijo escondido: el que no consideró como un privilegio ser como el Padre y se vació de sí mismo, asumiendo la condición de siervo (Papa Francisco).

Proclamación de la Palabra: Lucas 15,1-3.11-32

1. Fecundidad de la Palabra

Solían acercarse a Jesús todos los publicanos y pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban. ¿Qué encontraban en Jesús para acercarse a él? Su misericordia se arrima sin pudor a los perdidos, introduce a la gente indina en su amistad invitándolos a compartir su mesa, pero escandaliza a los escribas y fariseos, que guardan distancia.  

Jesús les dijo esta parábola. La misericordia se hace parábola. Se ambienta en una familia, allí donde las relaciones duelen más.

Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte que me toca de la fortuna. Explícita o implícitamente se le menciona 24 veces. Verdadero protagonista de la historia, icono de misericordia. Pedir esto es matar al padre, porque excluye la relación fundante.

El padre les repartió los bienes.  Dios se alegra de ser Dios para poder darse como Dios (San Juan de la Cruz), por medio de Jesús.

Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Momento crítico, que sacude su manera de vivir. Ingrato y egoísta: solo piensa en él. No le importa herir. Derrochador y vividor. Identifica felicidad con saciedad. Calculador e interesado. Casi pierde su identidad.

Nadie le daba nada. Contraste con el padre que se lo da todo. Lo último que le pasa: cuida cerdos, animales impuros para los judíos.

Recapacitando entonces, se dijo: Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros. El hijo reconoce que se ha equivocado. Quiere volver a la casa del padre. Prepara unas palabras para decírselas. Cree que no merece otra cosa que la de ser jornalero. Proceso en cinco pasos: Ida, penuria en la extrema lejanía, toma de conciencia de la situación e intención de volver, encuentro con el Padre, celebración de la vida del hijo.

Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. El padre es la personificación del amor. El centro de la parábola es el comportamiento del padre. La compasión y la ternura son el rostro de este personaje. El hijo va a él, pero él corre hacia su hijo: Si el alma busca a Diosmucho más la busca su Amado a ella (Ll 3,28). Acoge con alegría. Tiene para cada uno de sus hijos una mirada única. No le deja hablar, ni que sea esclavo.  

El padre dijo a sus criados: Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado. Colorido de imágenes, siete gestos de amor. Abraza (se humilla más que el hijo); besa (efusivamente, como expresión del perdón); viste con una túnica nueva (el vestido viejo queda atrás); anillo (gesto inaudito con un derrochador); sandalias (privilegio de los hombres libres);  ternero cebado (reservado para un día grande); fiesta (con lo mejor). Ha encontrado lo que había perdido (moneda perdida). Gran valor de la vida del hijo. No le importan los bienes perdidos, sino el hijo.

Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado. Trabajador, fiel y obediente a su padre. Pero no sabe amar. Envidioso, duro: ese hijo tuyo. No se parece a su padre. Sus diálogos con los criados y con el padre no tienen ternura, no entiende el enigma que tiene delante. No dice padre, ni hermano. No entiende la alegría. Se resiste a entrar en la fiesta. No quiere que su padre sea padre sino juez inmisericorde. El padre también abandona la fiesta, para ir a su encuentro. 

Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado. No se trata de estar sino de cómo se está. La relación del padre con el hijo se rige por el amor, la del hijo no. Inmenso valor de la relación y su verdadero fundamento. El mayor rechaza ser hijo. Es un extraño en la casa. La parábola no dice cuál fue la respuesta de los tres hijos; queda abierta para que nosotros le pongamos final. Todo lo mío es tuyo… Este hermano tuyo…

3.- Respuesta a la Palabra. Meditación

¿Qué imagen de Dios tienes? ¿Ha cambiado a lo largo de los años? ¿Con qué personaje de la parábola te identificas y por qué? Imagina la continuación de la parábola: ¿Cómo reaccionarías tú, si fueses el hijo pequeño ante tanto amor? Y si fueras el hijo mayor, ¿cómo reaccionarías? ¿Estás dispuesto a entrar en esa fiesta?
¿Cómo hace el hijo menor su itinerario hacia el Padre? ¿Cómo se espera que el hijo mayor haga su itinerario hacia el Padre?
¿Imaginas cómo sería la reconciliación de los dos hermanos?

4.- Orar la Palabra

Contemplo tu misericordia entrañable, que acoge, abraza, perdona, recrea, lo hace todo nuevo. Contemplo tu espera infinita. Contemplo tu mirada siempre nueva. Te pido la gracia de volver a ti, Padre, humilde y agradecido. Recuerdo momentos de mi vida en los que he experimentado tu amor, Padre, y el amor de otras personas. Te doy gracias. Te suplico por las personas perdidas. Me quedo en silencio respondiendo a tu amor con mi callado amor.

5.- Contar al mundo la nueva manera de vivir. Testigos.

Compromiso: Acercarnos al sacramento de la reconciliación para recibir la misericordia y experimentar el amor de Dios.

Pedro Tomás Navajas, ocd

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