TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Invocación al Espíritu
Sin el Espíritu el corazón se queda sin batería (Papa Francisco).
Ven, Espíritu, regálanos la fuerza del Evangelio, encamínanos a construir una esperanza nueva en la humanidad.
Motivación. Para disponer el corazón.
Desconocer la Escritura es desconocer a Cristo.
Celebramos el Domingo de la Palabra. Un domingo completamente dedicado a la Palabra de Dios, para comprender la riqueza inagotable que brota del diálogo constante de Dios con su pueblo.
El Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esta riqueza inagotable (Papa Francisco).
A la espera de la Palabra. Con la lámpara encendida
Nos va a acompañar este año el Evangelio de Lucas. Su pretensión es acercarnos a la persona fascinante de Jesús y a su enseñanza, para que experimentemos su salvación y formemos su comunidad. Tenemos delante dos fragmentos independientes, que son como guías de lectura del evangelio entero: el prólogo y el programa de Jesús, ungido por el Espíritu. El prólogo supone la existencia de evangelios anteriores (la llamada fuente Q, Marcos y otros textos).
La esperanza constituye el mensaje central del próximo jubileo, pues vivimos en un mundo con muchas personas desanimadas, que miran el futuro como si nada pudiera ofrecerles felicidad.
Proclamación de la Palabra: Lucas 1,1-4; 4,14-21.
Ilustre Teófilo:
Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque él me ha ungido.
Me ha enviado a evangelizar a los pobres,
a proclamar a los cautivos la libertad,
y a los ciegos, la vista;
a poner en libertad a los oprimidos;
a proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».
1. Fecundidad de la Palabra
Ilustre Teófilo. ¿Quién es este misterioso personaje, amante de Dios, catecúmeno ilustre (¿quizás la comunidad?), que da pie a un ejemplo de formación en la fe? Lucas, imitando el estilo de los historiadores de su tiempo, declara qué es lo que se ha propuesto contar (lo que Jesús hizo y enseñó), de quién lo aprendió (testigos oculares y servidores de la Palabra), cómo lo escribe (después de investigarlo todo diligentemente), qué fin pretende con ello (dar solidez a las enseñanzas recibidas). Para Lucas, Jesús no es una idea, un mito o un símbolo revestido de historia, sino un personaje enraizado en nuestra historia, centro y razón de nuestro existir. Detrás de este escrito está la comunidad de Lucas, los servidores de la Palabra -testigos pascuales que han entendido a Jesús-. Lucas va a contar el camino recorrido para que los oyentes se conviertan en testigos y se forme la fe de los creyentes.
Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu. Después de una ausencia de varios años (estancia en el desierto), vuelve a Galilea, a sus orígenes, de otra manera. ¿Qué le ha pasado? Su fama se extiende, enseña en las sinagogas. Lleva dentro la fuerza del Espíritu. Jesús entra en acción. Movido, ungido, por el Espíritu, Cristo=ungido, cristianos=ungidos. Los cristianos siguen la llamada, del Espíritu; son empujados por el viento del Espíritu, ungidos por su fuerza, alcanzados por su secreto.
Fue a Nazaret donde se había criado Entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Entra en Nazaret, donde todos lo conocen desde pequeño. Viene con un secreto dentro, que le hace fuerte. Se lo quiere contar a sus vecinos en la sinagoga donde se lee la Palabra. La escena está llena de movimiento del Espíritu: Fue, entró (la sinagoga es el lugar frecuentado, lugar de la escucha), se puso en pie, encontró el pasaje, se sentó (posición del que enseña), comenzó a decirles. En Nazaret nace la buena nueva (de ahí el volved a Galilea de la pascua, al primer amor). Algo se está inaugurando.
Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito. Jesús lee su identidad y su misión en la Palabra de Dios, en concreto en Isaías. Jesús lee la Palabra en la sinagoga y ve al Espíritu en ella (no podemos llamarnos cristianos y vivir sin ese Espíritu de Jesús).
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor. Este texto se conoce como manifiesto de Nazaret. Jesús selecciona el texto y lo lee. Contiene los grandes temas de su evangelio, los más queridos: unción del Espíritu, liberación, gozo mesiánico, proclamación del año de gracia (año jubilar en que se cancelaban las deudas y se ponía en libertad a los esclavos). Lee una Buena Noticia (suprime la parte vengativa, amenazadora, del texto contra los paganos). Jesús se siente enviado a cuatro grupos de personas: los pobres, los cautivos, los ciegos y los oprimidos. Son los que más dentro lleva en su corazón, los que más le preocupan (¿es esta la gran preocupación de la Iglesia?). La opción por dar a los pobres una Buena Noticia es la opción del Espíritu. Con Jesús, otra mirada a la realidad es posible. Hay una comunión estrechísima entre Jesús, el Padre y el Espíritu; de aquí proviene la autoridad, la credibilidad y el compromiso de Jesús con los necesitados de la tierra. La misión, presente en uno de los oráculos proféticos que alimentaban la esperanza del pueblo judío y la inauguración del Reino de Dios, transforma la realidad.
La sinagoga tenía los ojos clavados en él. Se crea un silencio expectante. La comunidad tiene los ojos fijos en Jesús. El encuentro con la gracia puede terminar en admiración y seguimiento, o en rechazo y fracaso. Los de Nazaret quieren un Mesías nacionalista, no un Mesías que sea liberación y gracia para todos.
Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír. En esta homilía, brevísima, hay novedad. Jesús dice que esa Palabra se cumple hoy. Lo revolucionario está en que Jesús hace suyo el mensaje, no lo comenta, sino que lo actualiza, lo encarna. El hoy es palabra determinante en Lucas: es el eterno presente de la gracia del amor. El hoy inaugura un tiempo de salvación. La finalidad del evangelista es que los oyentes se den cuenta de que están viviendo un tiempo de gracia. A pesar de las reacciones, Jesús, con el secreto que lleva dentro, desafiando la hostilidad, reemprende el camino; sigue movido por el Espíritu. La gracia vence el miedo. El hoy de Cristo somos los cristianos. La Palabra cobra vida en Jesús y en aquellos que la escuchan. No estamos leyendo relatos del pasado. Podemos confiar en la Palabra y apoyarnos en ella para que se convierta en nuestro camino de vida.
2. Meditación. Respuesta a la Palabra
¿Qué importancia das al Espíritu Santo en tu vida?
¿Cuál es el sentido de tu vida?
¿Captan los que sufren, lo que dice la Iglesia, como buena nueva?
3. Oración. Orar la Palabra
Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen (Lucas 11,28).
Sigamos íntegramente la llamada a observar la forma Evangelii sin comentarios acomodaticios, sine glosa (Francisco de Asís).
4. Acción: Contar al mundo la nueva manera de vivir
Hagamos espacio a la Palabra de Dios. Leamos algún versículo de la Biblia cada día. Comencemos por el Evangelio; mantengámoslo abierto en casa, en la mesita de noche, llevémoslo en nuestro bolsillo, veámoslo en la pantalla del teléfono, dejemos que nos inspire diariamente (Papa Francisco).
Pedro Tomás Navajas, ocd