DOMINGO CUARTO DE ADVIENTO
Invocación al Espíritu
Tú eres toda hermosa, ¡oh Madre del Señor!;
Tú eres de Dios gloria, la obra de su amor (Canto de la Liturgia)
Señor, tú eres nuestra alegría, eres el centro de la Navidad. Espíritu Santo, inúndanos de gozo en este tiempo de gracia.
Motivación. Para disponer el corazón.
Hágase en mí según tu Palabra. María, abierta a la Palabra, es la auténtica mujer profética, la que lleva a plenitud el misterio y la actitud del Adviento.
En María reconocemos la «sonrisa de Dios», el reflejo inmaculado de la luz divina; encontramos en ella nueva esperanza incluso en medio de los problemas y los dramas del mundo (Benedicto XVI).
A la espera de la Palabra. Con la lámpara encendida.
Este evangelio de Lucas invita a entrar en el misterio de la llena de gracia, y a contemplar con admiración y gratitud la obra que Dios realiza en María y por medio de María. No nos dejemos robar la Navidad. Lucas quiere mostrar a sus comunidades quién es la primera discípula evangelizada para aprender a ser discípulos.
Proclamación de la Palabra: Lucas 1,26-38
En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel.
El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».Y María dijo al ángel
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.
- Fecundidad de la Palabra
El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret. El mensajero siempre trae la alegría; su anuncio es motivo de regocijo para María y para todos. Enviado significa que el plan proviene de Dios. La acción de Dios se manifiesta fuera del templo, en medio de los pobres; la mirada de Dios no es como la mirada de los hombres, Dios escoge lo débil, se fija en una mujer del pueblo, de los sin nombre, de los sin historia. Se puede leer la historia como un espacio de preferencia de Dios por los pequeños. Entre ellos se siente como en casa.
A una virgen. Esta visita del ángel a María evoca otras visitas de Dios: a Sara, madre de Isaac (Gn 18,9-15), a Ana, madre de Samuel (1Sam 1,9-18), a la madre de Sansón (Jueces 13,2-5). Se les anuncia el nacimiento de un hijo con una misión: realizar el plan de Dios.
Desposada con un hombre llamado José, de la casa de David. Aparentemente oculto o en “segunda línea” pero con un protagonismo sin igual en la historia de la salvación. Su grandeza consiste en ser esposo de María y padre de Jesús y en entrar en la historia de la encarnación. José enseña a creer que Dios puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad (Papa Francisco).
Alégrate. (Jaire). Dios entra por la puerta pequeña (va a la Galilea de los paganos, a un pueblo insignificante -Nazaret-, a una virgen llamada María) y saluda con la alegría. María acoge este saludo y lo convierte en danza compartida. La alegría es el tono de todo el Evangelio. ¿Qué puede causar tanta alegría? El amor de Dios, la obra de Dios realizada en ella: Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador. La alegría indica claramente que María participa de forma personal e intensa en la misión recibida. Dios sonríe y la más pequeña sonrisa refleja una imagen y un rayo de Dios (Rahner).
Llena de gracia. Nuevo nombre: kejaritomene. Dios tiene un nombre nuevo para cada ser humano y la relación con él es original en cada uno. Este verbo significa hacer bella o encantadora a una persona. María está envuelta en una dinámica de amor generada desde la raíz de la existencia. En la raíz de su vida no estuvo el pecado sino el amor. En su personalidad hay plenitud (llena). María es fruto de la obra de Dios. El amor en ella es fuente de fecundidad que va más allá de sí (Madre nuestra, mujer nueva).
El Señor está contigo. Palabras parecidas escucharon Moisés (Ex 3,12), Jeremías (Jr 1,8), Gedeón (Jueces 6,12). Indican la presencia fiel del Señor en su vida, el cimiento que sostiene toda llamada y que capacita para llevarla a cabo. El amor de Dios es fiel, respalda incondicionalmente. El Dios que elige, también acompaña. Dios no abandona la obra de sus manos; a nadie lo elige para el fracaso. El Dios de la alianza es el Dios con nosotros. El Señor está contigo significa que María concibe virginalmente a su Hijo y se convierte para siempre en la Madre del Hijo de Dios gracias a la acción del Espíritu Santo. Esta presencia nueva, que permanece en ella para siempre, es para el pueblo.
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le ha cantado a María el más bello poema. Ella se queda extrañada, turbada, ante este saludo, y trata de saber qué significa. María se admira, pregunta y canta.
No temas. Es la palabra consoladora de Dios. No tengas miedo. Ayuda a María a estar en el mundo de otra manera.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Palabras que el ángel le dice a María para que no tema. El signo es la respuesta a la pregunta de María.
¿Cómo será eso, pues no conozco varón? Con la palabra parthenos, joven no casada, virgen, el relato piensa en la virginidad, algo sin valor, ni moral ni místico, en el judaísmo oficial. Durante el periodo que la separa del matrimonio, la novia sigue estando sometida a la autoridad paterna, pero está jurídicamente casada.
El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra. El Espíritu Santo, presente en la Palabra de Dios desde el día de la Creación (Génesis 1,2), realiza cosas que parecen imposibles. Cuando la Palabra de Dios es acogida por los pobres, algo nuevo acontece por el poder del Espíritu Santo. María, que siempre se dejó guiar por el Espíritu Santo (Juan de la Cruz), verá, y nos hará ver, cosas impensables. Reconocer los detalles de amor de Dios lleva a María, y a todos, al canto agradecido. Jesús trajo a la sombra de María y de José a los pobres, los enfermos, los humildes.
También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible. María es invitada a mirar lo que Dios hace en otros.
He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. María se atreve a decir sí al misterio de Dios. Lo hace como esclava. María le entrega a Dios todo, le entrega su futuro. La misión es un servicio, no un privilegio La relación de María con la palabra de Dios ha sido viva; siempre entabló un diálogo íntimo con la Palabra, la guardó en el corazón y la ofreció como fruto a la humanidad. Jesús la elogia cuando dice: Dichosos aquellos que oyen la Palabra y la ponen en práctica (Lc 11,28). El hágase, dicho en libertad porque Dios no obliga, es aceptación, apertura confiada al futuro. Con su sí introduce a Jesús en la historia.
2. Respuesta a la Palabra. Meditación
¿Cómo será tu Navidad? ¿Sin Niño? ¿Con Jesús en tu cuna?
3. Orar la Palabra
Mira a María y, al mirarla, descubre que eres corazón para la mirada y el abrazo de Dios. Vive la Navidad con el Niño. Que nada te robe el misterio. Jesús es nuestro tesoro más bello. Ten un momento sereno, contemplativo ante el gran misterio del nacimiento de Jesús. Exulta de alegría ante el regalo de Dios.
4. Contar al mundo la nueva manera de vivir. Testigos. Cómo cantó el Beato María Eugenio a María: Virgen María, sabemos que en pocos días nos vas a dar a Jesús. Pues bien, nosotros ya te felicitamos no sólo por tu pureza, integridad, sino por tu maternidad. Estamos a tu lado para recibir al Niño Jesús, al Verbo encarnado que nos atrevemos a tocar, que queremos llevar en nuestros brazos como si fuera nuestro: es el Enmanuel, ¡Dios con nosotros!
¡¡¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!!!
Pedro Tomás Navajas, ocd