Invocación al Espíritu
Ven Espíritu. Que quienes te buscamos, Señor, sepamos discernir los signos de los tiempos y crezcamos en fidelidad al Evangelio.
Motivación. Para disponer el corazón.
Con san José, el hombre de los sueños, no perdamos la capacidad de soñar con el futuro… Como San José, una vez que hemos escuchado la voz de Dios, debemos sacudirnos el sueño; debemos levantarnos y actuar (Papa Francisco).
Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros
y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén.
A la espera de la Palabra. Con la lámpara encendida.
Este evangelio y los siguientes (higuera, hijo pródigo, mujer pecadora), nos dan informaciones sólo presentes en Lucas. En ellos el rostro de la misericordia de Jesús aparece con claridad. La Iglesia los propone como camino educativo para despertar las conciencias dormidas y entrar en el misterio de la reconciliación.
Proclamación de la Palabra: Lucas 13,1-9
EN aquel tiempo se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús respondió:
«Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Y les dijo esta parábola:
«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
“Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?”.
Pero el viñador respondió:
“Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”».
Se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Después de lo acontecido en el desierto (tentaciones) y monte (transfiguración) bajamos a la vida cotidiana, a las noticias del día. Un acontecimiento: la terrible masacre de Pilato a galileos exaltados mezclando asesinato con sacrilegio, pide explicación. Buscan el significado de un hecho (lectura creyente de la realidad: Contemplar-ver a Dios presente: en las personas, en la vida de los pueblos, en los acontecimientos…). ¿Qué hacer con lo que nos llega por la información? ¿Es un castigo de Dios? ¿Es culpa de otros Pilatos? La respuesta de Jesús es nueva. Jesús lee el hecho de otra manera y saca conclusiones para la vida, interpela, acerca los hechos a la responsabilidad de los que preguntan. Jesús descubre dentro de los acontecimientos la voz de Dios dirigida a nosotros. Todo lo que ocurre es signo. La vida da lecciones y hay que reaccionar. A Jesús le duele que andemos muertos en vida. Dios habla en la vida, no está fuera de la vida, sino dentro. Dios está aquí y yo no lo sabía (Gen 28, 16).
Jesús respondió: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Al hecho sigue la pregunta, pidiendo a la realidad que nos descubra su secreto. Las desgracias no son, como algunos piensan, signo de castigo divino para la gente pecadora; eso nunca. No se puede relacionar alguna tragedia humana con el juicio divino de Dios. Son una advertencia, un aviso, para todos. Hay que superar la idea de un Dios que premia a los buenos y castiga a los malos. Más allá de repartir culpas, se trata de abrir los ojos, de mirarnos, de apresurar la conversión. Jesús se la jugó diciendo estas cosas.
O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Otro hecho, este traído por Jesús. Un desastre muy comentado en la ciudad, consecuencia trágica de un grupo de obreros que halló la muerte cuando se resguardaba debajo de la torre en una tormenta. ¿Por qué? Jesús se desmarca de la idea tradicional de buscar en el sufrimiento humano alguna señal de la ira divina. La tragedia es una llamada a identificarnos con los que sufren, a desarrollar la compasión.
Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera. Al hecho, a la pregunta, sigue la exhortación. La palabra que se usa para decir conversión es metanoia: cambio de mente, otra manera de pensar, de ver la realidad. Jesús enseña a descubrir las llamadas que vienen de los acontecimientos de la vida de cada día. Dios hace el 99.9 por ciento de nuestra salvación (el ser humano no es el arquitecto de su propio destino); pero falta un 0,1 por ciento que nos corresponde a nosotros. Los hechos son para escucharlos, para repensarlos. No culpabilizar nos prepara para ser compasivos con todos (Tito Bransdma). Hay otra forma de concebir la vida. …Y yo necesito decir a todos los que no ven esto, sabed lo que ocurre y dad por amor de Dios (Pedro Poveda, describiendo la realidad de Guadix y pidiendo ayuda).
Y les dijo esta parábola: Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Frente a la higuera que se secó, Mt 21,18-22, Lucas ha preferido esta parábola de la paciencia ante la esterilidad. La parábola busca que la gente piense y descubra el proyecto de Dios. La higuera es símbolo del pueblo de Israel. La viña indica el cariño de Dios por su pueblo, también la falta de correspondencia a ese amor. Número tres (años que había que esperar para que diera frutos) es símbolo de plenitud: A Dios no le ha quedado nada por hacer por nosotros (Teresa de Jesús).
Dijo entonces al viñador: Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno? Pero el viñador respondió: Señor, déjala todavía este año. El viñador (Jesús) alarga el tiempo de la conversión, tiene esperanza en la higuera, intercede. Recuperad, Dios mío, el tiempo perdido con darme gracia en el presente y porvenir, para que parezca delante de Vos con vestiduras de bodas, pues si queréis podéis (Santa Teresa, Ex 4,2). En este año añadido descubrimos la pista de la misericordia. Conversión y misericordia van de la mano. El viñador espera que la higuera dé fruto, espera nuestra respuesta. Este año es el aquí y ahora, el tiempo de salvación y de gracia. Jesús es un provocador de vida. Dios tiene paciencia. Ante la humanidad estéril, Dios ofrece un tiempo de conversión. La paciencia es el apoyo de la debilidad. Sólo por hoy (Santa Teresita).
Y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar. Jesús subraya la paciencia divina. Pero no vale dejar para mañana la conversión. Si hoy escucháis su voz, no endurezcáis el corazón. El encuentro con Dios llama a una vida nueva. Hay que estar en actitud de responsabilidad. Está en juego nuestro ser o no ser, nuestra dicha o nuestra desgracia. Sea bendito por siempre, que tanto me esperó (Santa Teresa). Dios nos ama, no nos cansemos de ser queridos. Dios no deja la higuera a su suerte. Sólo su misericordia cambia la vida. Dios siempre ofrece oportunidades, hay que contar con él.
3.- Respuesta a la Palabra. Meditación
¿De dónde me vienen las llamadas a cambiar de vida? ¿Cuándo daré el paso de conversión que me haga libre? ¿Me da lo mismo convertirme o no? ¿Qué pasa si no lo hago? ¿Qué apoyo me ofrece Jesús?
4.- Orar la Palabra
Despierta en nuestras vidas el vigor de las raíces de tu amor, un amor hasta el extremo, verdadero manantial para nuestra tierra agostada y sedienta. Danos un corazón nuevo, un corazón que pase del lamento a la alabanza.
5.- Contar al mundo la nueva manera de vivir. Testigos.
Comenzar haciendo. en la época en que vivimos todo se arregla con muchas palabras y pocas obras, y por esto […] no se arregla nada bien. ¡Cuánto más nos valdría hablar menos y obrar más! […] A nada compromete el proponer, proyectar, idear grandes cosas; pero es muy costoso llevar a buen término cuanto se pueda… cualquier proyecto por pequeño e insignificante que sea. Haciendo es como se progresa y como se dispensa el bien […] pensad mucho; hablad lo necesario; trabajad cuanto se pueda (Pedro Poveda).
Pedro Tomás Navajas, ocd