PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
Invocación al Espíritu
Detente, cierzo muerto;
ven austro, que recuerdas los amores,
aspira por mi huerto,
y corran sus olores,
y pacerá el Amado entre las flores (Juan de la Cruz).
Motivación
Mi camino es todo él de confianza y de amor, y no comprendo a las almas que tienen miedo de tan tierno amigo. A veces, cuando leo ciertos tratados espirituales en los que la perfección se presenta rodeada de mil estorbos y mil trabas, y circundada de una multitud de ilusiones, mi pobre espíritu se fatiga muy pronto, cierro el docto libro que me quiebra la cabeza y me diseca el corazón y tomo en mis manos la Sagrada Escritura. Entonces todo me parece luminoso, una sola palabra abre a mi alma horizontes infinitos, la perfección me parece fácil: veo que basta con reconocer la propia nada y abandonarse como un niño en los brazos de Dios (Teresita).
A la espera de la Palabra. Con la lámpara encendida
Lucas es el más universalista, el evangelio del Espíritu, de la misericordia -con parábolas propias como la del hijo pródigo-, es el evangelio de la infancia de Jesús y de la Virgen María, el de la salvación, el de los pobres, el evangelio de la alegría, el evangelio de la mujer pues presenta un número de protagonistas femeninas muy superior a todos los restantes libros del Nuevo Testamento… La vida cristiana, para Lucas, es el seguimiento de Jesús con rasgos típicos como el camino, la vigilancia, la oración, y la alegría. Lucas es el evangelista de los signos, invita a leerlos con atención e interpretarlos. Apocalipsis es ver con claridad en la noche.
Proclamación de la Palabra: Lucas 21,25-28.34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».
1. Fecundidad de la Palabra
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. Me he quedado sin futuro… No queda nada donde agarrarme (Riada de Valencia). En lenguaje apocalíptico, se da una lección en negativo. El mundo está lleno de signos. El arte está en verlos como dolores de parto hacia lo nuevo, como no sabe la semilla el árbol que saldrá de ella. Así lo lee san Juan de la Cruz: Oh noche que guiaste Amado con amada, amada en el Amado trasformada. La lógica del escondimiento no es la de la ausencia de Dios sino la de su definitiva intervención. Jesús está haciendo brotar la vida en medio de lo negativo de la historia. La obra de la salvación consiste en sacar bien de dentro del mal, en purificar nuestra esperanza y nuestras esperas, en vivir el presente con lucidez. Dios siempre es una inmensa posibilidad.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Ante el gran signo que viene a nosotros, es hora de mirar con los ojos deseados que llevo en mis entrañas dibujados. Es hora de optar por Jesús, de atarnos a él por la fe y la esperanza, esperanza de cielo tanto alcanza cuanto espera. En vez de encerrarnos, nos abrimos al gozo: Gocémonos, Amado… No nos damos por vencidos ni nos cruzamos de brazos, miramos al que viene por amor, al rostro de la ternura del Padre. La noche sosegada en par de los levantes de la aurora. Es un momento de alegría, de esperanza cumplida. No nos resignamos al fatalismo. Nuestra vida nueva se llama JESUCRISTO. A ÉL hay que mirar.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. La fe que más agrada a Dios es la esperanza, porque sabe interpretar los signos con confianza y disponibilidad. Con una dinámica de movimiento, con imperativos: postura erguida, cabeza alta, cuidado… se está despertando lo que somos de verdad, lo que Dios ha soñado para nosotros. Es una conspiración de la vida, de la liberación definitiva.
Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Palabra de atención. Podemos tener una actitud superficial ante lo que sucede, que nos impide ir a lo profundo de nosotros. Una cosa es confiar y otra vivir descuidados. Para engendrar vida y no vivir distraídos de lo esencial necesitamos cuidar lo esencial. Se recuerdan tres cosas que pueden caer sobre nosotros como un lazo sobre un pajarillo: las juergas que paralizan la alegría, las borracheras que destruyen la propia belleza, las inquietudes o agobios de la vida (el stress). Se trata de ir dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado, para humanizar en libertad creativa, estando ya mi casa sosegada.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo vivir el momento presente con atención amorosa? Abriendo los ojos con advertencia de amor. Buscando el silencio como revelación de lo que somos. Llevando un estilo de vida atento, sobrio, solidario, que tras un amoroso lance da alcance al Reino. Lo más importante no está en el futuro, que nadie conoce, sino en el presente. Por eso, Lucas insiste en vivir en profundidad el aquí y ahora recuperando el sentido de vigilancia (Vírgenes sensatas).
Pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder. La oración es la clave de las decisiones de Jesús. La oración como trato de amistad, como actitud de confianza, como bendición que se recibe y se da, como energía para cumplir el querer de Dios. Frente al salir corriendo ante el problema está la actitud de quien lo encara orando, frente a quien se hunde está quien se crece.
Y manteneros en pie ante el Hijo del hombre. Como María y José, que estaban de pie en medio de la noche oscura. Estar de pie como los testigos, que vencen sus pequeños combates por la autenticidad de vida. Lucas resalta la importancia de seguir a Jesús en medio de las pruebas. Antes de que llegue el final de los tiempos, los cristianos, impulsados por el Espíritu, debemos dar testimonio de Jesús en medio de este mundo, haciendo un mundo más humano con el rostro de aquél que nos redimió con su sangre.
2. Meditación. Respuesta a la Palabra
¿Qué elementos encuentro en el evangelio de hoy para diseñar una espiritualidad del Adviento? Después de orar este evangelio, ¿qué nuevas convicciones surgen en mí? ¿Busco el silencio y vaciarme de mí para dejar que Él guíe mis días?
3. Oración. Orar la Palabra
Rezaré, pediré, porque el mundo no cambie mi vida;
buscaré, seguiré, la verdad en mi corazón.
Que la fe en mi Dios no se cambie con los contratiempos.
Pensaré que el Señor a quien quiere le hará padecer.
Que los baches que tiene el sendero no desvíen mi caminar.
Que al final de mi vida presente mis manos colmadas de afán. (Canción de Brotes de Olivo).
4. Acción: Contar al mundo la nueva manera de vivir.
Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta: sólo Dios basta (Santa Teresa).
Sólo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto, hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y principalmente vivir (Dalai Lama).
La conducta del cristiano debe inspirarse más en la esperanza que en el temor.
Pedro Tomás Navajas, ocd