DOMINGO TERCERO DEL TIEMPO ORDINARIO
Invocación al Espíritu
Espíritu Santo, te necesitamos. Ven. Ponnos en silencio para que Dios pueda hablarnos. Ayúdanos a comprender, la ciencia sabrosa de la Palabra, que es Jesús.
Motivación. Para disponer el corazón.
El papa Francisco estableció que el tercer domingo del tiempo ordinario estuviese dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios. Como una manera de revivir el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra. Para resaltar el puesto central de la Palabra de Dios en la vida eclesial, y para tener cada vez más familiaridad con la Sagrada Escritura. María, la mujer de la Palabra, va a nuestro lado.
A la espera de la Palabra. Con la lámpara encendida.
El evangelio de Marcos nos va a acompañar este año. Fue el primer evangelio que se escribió y tiene aún la frescura de los comienzos. Es el más conciso. No tiene grandes discursos de Jesús ni cuenta muchas parábolas. Le interesa sobre todo la vida de Jesús, su actitud vital para con los pobres y oprimidos. Las curaciones y la expulsión de demonios, entendidas como liberación, son la clave para comprender el verdadero mensaje de salvación de este evangelio. Recibimos este evangelio dirigido a nosotros.
1. Proclamación de la Palabra: Marcos 1,14-20
Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.
2. Fecundidad de la Palabra
Después de que Juan fue entregado. Paradidomi: entregado, traicionado. Palabra clave. Jesús se mete en política, responde a lo que pasa, no se viene abajo. Una vez que Jesús está en escena, Juan ya no aparece. Juan ha preparado caminos, ahora su entrega prepara la entrega de Jesús y la de los discípulos. La cruz y la resurrección van juntas (En la cruz está la vida y el consuelo, y ella sola es el camino para el cielo). La entrega de un testigo nunca es una derrota, el Reino avanza y crece. Jesús se acerca a los pobres y desheredados, a los enfermos y maltratados, a los más necesitados de respiro y liberación.
Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Aires de gozo y esperanza impregnan el relato. ¿Se puede concebir la vida de Jesús de otra manera que no sea como un Evangelio? Jesús proclama una buena noticia, nueva y buena, porque Dios es su contenido. Dios es amor y nos ama con ese amor que él es. El Evangelio es de Dios, viene de él. Jesús marcha a Galilea, tierra fronteriza, medio pagana; allí se va a desarrollar su misión; en Jerusalén acontecerá la entrega. Este texto dio origen a la palabra Evangelio, cuyo género literario se inaugura con el escrito de Marcos. Lo importante no es el estuche sino lo que hay dentro.
Decía: Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Jesús dice dos cosas. La primera: se ha cumplido el tiempo, como cairós decisivo, como momento de la verdad y de la alegría, aspiraciones más profundas del ser humano. Cualquier cronos puede ser cairós. La plenitud no vive en el mañana sino en el ahora precario que encierra un SÍ de Dios a nuestra vida y un sí nuestro sin excusas y sin esperas… La segunda: está cerca el reino de Dios. El reino, manifestación de la manera de ser (amar) de Dios, se está acercando. Jesús percibe el reino y lo introduce. El reino llega no por la observancia de la ley o como fruto del esfuerzo humano; llega como don. La mística precede a la ascesis. Nosotros, con el Espíritu, tenemos que descubrirlo y vivirlo, gozarlo.
Convertíos y creed en el Evangelio. Nos detenemos en estas palabras de Jesús, que llenan de alegría el corazón y la vida entera (Papa Francisco). Sólo la buena nueva merece conversión, entrega; sólo ella suscita alegría. Metanoia significa cambiar la forma de pensar y de vivir, cambiar el punto de vista y los esquemas viejos, permitir que la experiencia de Dios invada la vida (caer en la cuenta). La metanoia no es un sentimiento de culpa. No es la realidad la que tiene que entrar en la mentalidad estrecha, sino que la mente y el corazón tienen que ensancharse para que quepa Dios. Todo nuestro bien consiste en aprender a recibir, en la advertencia amorosa. Creer en el Evangelio es dejarnos fascinar por el amor. Esto origina una nueva manera de ver la realidad, las dificultades (y adonde no hay amor, pon amor y sacarás amor).
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores. El primer objetivo del reino es formar una comunidad. Jesús pasa, mira, llama; escoge a quien quiere. La llamada acontece en el mar de Galilea, gran lago, cerca de las fuentes del río Jordán, fuente de una buena industria de pesca. El mar es el lugar del trabajo, de la comunicación, del comercio. Jesús llama en medio de la vida, allí donde están las nuevas pobrezas.
Jesús les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Los seguidores de Jesús no surgen por generación espontánea. Jesús prepara a los que van detrás de él. Jesús los hace protagonistas de un acontecimiento de salvación, con horizonte de humanidad entera. Los discípulos son convocados para una misión. Os haré: dejarse hacer; el maestro marca el itinerario. No se trata de unirse a una causa o a una filosofía, sino a una persona.
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Lo dejan todo para formar comunidad con Jesús. La vocación no es solo llamada y respuesta, es, sobre todo, dejar (conversión), seguir (compromiso) y adherirse (fe) al proyecto de Jesús. Aceptan de inmediato. Se fiaron de Jesús y de su manera de entender la vida. El seguimiento de Jesús vivo, como garantía de esperanza, debe estar presente en todas y cada una de las acciones y actividades eclesiales.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Un poco más adelante está la vida de cada uno de nosotros. La mirada de Jesús sigue viva.
A continuación, los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él. El discipulado es siempre una respuesta de seguimiento. Al descubrir la alegría de la llamada de Jesús, los discípulos adquieren vocación de protagonismo en la misión de Jesús. Con Jesús comienza un camino de aprendizaje, de caer y levantarse. Aprendizaje a vivir el seguimiento con otros: Jesús no es mío, es de todos. La empresa de los hijos del Zebedeo parece mayor que la de Pedro y Andrés; no importa, todo lo dejan. Nos fijamos en el padre, que ve marchar a sus hijos en pos de Jesús; también él se entrega.
3. Respuesta a la Palabra. Meditación
¿Cómo y dónde percibo en mi vida esa llamada?
¿Cómo estoy viviendo en este momento de mi vida el seguimiento de Jesús? ¿Qué significa hoy, para mí, ser su discípulo/a?
¿Qué debo cambiar en mi vida para poder acoger y vivir el Reino?
4. Orar la Palabra
Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y esta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída del alma (San Juan de la Cruz).
5. Contar al mundo la nueva manera de vivir. Testigos.
No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva (Deus caritas est, 1).
Pedro Tomás Navajas, ocd