DOMINGO 32 DEL TIEMPO ORDINARIO
Puedes comenzar abriéndote al Espíritu. Que él te enseñe a leer la Palabra como Jesús les enseñó a los discípulos de Emaús.
Si te ayuda, haz un momento de silencio orante para que puedas acoger la Palabra de vida, como hicieron María y san José.
Cultiva la atención amorosa para que descubras lo que Dios quiere decirte en este momento y puedas tratar de amistad con él.
1.- Motivación
Dos textos de la Fratelli Tutti. “Hemos sido hechos para la plenitud que solo se alcanza en el amor” (FT 68). “Desde la intimidad de cada corazón, el amor crea vínculos y amplía la existencia cuando saca a la persona de sí misma hacia el otro. Hechos para el amor, hay en cada uno de nosotros «una ley de éxtasis: salir de sí mismo para hallar en otro un crecimiento de su ser»” (FT 88).
2.- A la espera de la Palabra
Tema central de estos versículos: la vigilancia, la atención amorosa. El discípulo que espera la venida del Señor no se duerme, está atento a lo que ocurre, discierne. Mateo escribe a una comunidad que vive el retraso de Cristo como una prueba de fidelidad.
3.- Proclamación de la Palabra: Mateo 25, 1-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
“¡Qué llega el esposo, salid a su encuentro!”.
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las prudentes:
“Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”.
Pero las prudentes contestaron:
“Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de
bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:
“Señor, señor, ábrenos”.
Pero él respondió:
“En verdad os digo que no os conozco”.
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».
4.- Fecundidad de la Palabra
Esta parábola. Exclusiva de Mateo. Hay dos tipos de parábolas: Las que ayudan a percibir el Reino de Dios presente en las actividades de Jesús y las que ayudan a prepararse para la venida futura del Reino. Es el ya y el todavía no, que invade toda la vida cristiana. Jesús, buscador de parábolas, no las explica (“quien tenga oídos que oiga”). Son los oyentes los que tienen que descubrir el significado. La parábola es provocadora; con hechos conocidos de la vida cotidiana cada uno ha de descubrir las llamadas de Dios en la vida.
Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Jesús, para aclarar la llegada de improviso del reino, que es lo que importa, recurre a una costumbre popular: jóvenes que acompañan a la novia (aquí al novio) a la fiesta de la boda con pequeñas lámparas encendidas.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes. Con un comportamiento diferente. ¿En qué consiste la necedad y la prudencia? En guardar y cumplir la Palabra. Dilema: construir sobre roca o sobre arena en un esfuerzo que no acaba nunca: Mt 7,24-27.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. En la crisis prolongada viene el sueño, la búsqueda de otros intereses. Jesús, en la prueba, ora; los discípulos duermen.
A medianoche se oyó una voz: “¡Qué llega el esposo, salid a su encuentro!”. El sueño puede acabar con la voz. Viene Cristo, que es el esposo, la alegría, la sorpresa, la gracia y novedad definitiva. Las vírgenes pueden pasar de acompañantes a esposas.
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Buscan el aceite, averiguan si tienen amor en el corazón. Pero hay cosas que no se improvisan, o se tienen o no. Y tampoco vale el compartir, la preparación es personal. “Dichoso el corazón enamorado que en solo Dios ha puesto el pensamiento; por él renuncia a todo lo criado, y en él halla su gloria y su contento”.
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. El esposo de la parábola es el mismo Jesús. Cuando Jesús entra en la vida todo debe retirarse; él es el esposo: “Andando enamorada, me hice perdidiza y fui ganada”. El séptimo esposo de la samaritana es Jesús, el esposo verdadero. Desde Oseas (s. VIII a. C) el pueblo esperaba poder llegar a una intimidad con Dios, como la del esposo con la esposa. Es deseo de Dios ser el marido del pueblo (Isaías). “Entremos más adentro en la espesura”.
“En verdad os digo que no os conozco”. ¿Cómo juzgar esta respuesta tan dura del esposo? Como falta de empeño y seriedad para “darse del todo al Todo sin hacernos partes” (Teresa de Jesús). Cinco jóvenes muestran que no están preparadas aún para el compromiso definitivo del matrimonio con Dios. Necesitan otro tiempo para prepararse.
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora». Hay que volver a la vigilancia desde ahora. Dios viene. Nuestro corazón está hecho para él. Cada instante es espera y vigilancia.
5.- Respuesta a la Palabra
- ¿A qué te provoca esta parábola?
- ¿Estás preparado/a para el retraso del esposo?
- ¿Te desanimas cuando aparecen los problemas, las dificultades?
- ¿Cómo entiendes las llamadas de Dios en tu vida?
- ¿Cómo alimentas tu lámpara interior, tu actitud vigilante en este tiempo de gracia?
- ¿Eres consciente de lo que realmente importa en la vida?
6.- Orar la Palabra
- Espíritu Santo, ven sobre nosotros. Despiértanos continuamente a la vigilancia.
- Con una canción:
“Ya no te llamarán abandonada ni a tu tierra devastada.
A ti te llamarán mi favorita y a tu tierra desposada.
Porque el Señor te prefiere a ti
y tu tierra tendrá por marido al Señor” (Rafael Mª León).
- ¿Cómo han vivido los místicos esta experiencia de enamoramiento? ¿Es esto para todos? (Experiencia)
7.- Contar al mundo la nueva manera de vivir. Ser testigos.
- ‘Mira que vengo como ladrón. Dichoso el que esté en vela’ (Ap 16,15).
- Actitud: “Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la hora. Vela con cuidado, que todo se pasa con brevedad, aunque tu deseo hace lo cierto dudoso, y el tiempo breve largo. Mira que mientras más peleares, más mostrarás el amor que tienes a tu Dios y más te gozarás con tu Amado con gozo y deleite que no puede tener fin” (Santa Teresa de Jesús, Exclamaciones del alma a Dios, 15, 3).
Relato. Edith Stein, a su hermana Rosa: “Vamos a dar la vida en la desprotección”.
Pedro Tomás Navajas, ocd
Publicado en el canal de YouTube de Gonzalo de Cangas