«Dios camina con su pueblo»

«Dios camina con su pueblo» es el lema de la Jornada Mundial del Migrante y del refugiado 2024, que la Iglesia celebra el próximo 29 de septiembre. Los obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana llaman la atención en la necesidad de trabajar para crear comunidades acogedoras y misioneras, en caminar juntos y en profundizar en esta misión de la Iglesia, en sintonía con el mensaje del papa Francisco.

El grupo se reúne en la puerta de la iglesia.

Animador/a

No hacía falta que el CIS dijera que la inmigración es el problema que más importa a los españoles, porque lo sentimos en nuestra propia carne, lo vemos cada día.    

No No hace falta que vivamos en Canarias para sentir cómo miles de hermanos, en caminos de inmenso riesgo, se acercan a las costas y desbordan los lugares de acogida

¿Tendrá nuestro corazón sitio para acoger a millones de hermanos y hermanas, sin sitio en la tierra de todos, excluidos de la dignidad, con escaso apoyo social? ¿Cómo romper la estrechez de nuestro corazón por el amor?

Revivimos Revivimos la experiencia orante de Moisés cuando Dios le encomienda que camine con su pueblo:

“Si no vienes tú mismo, no nos hagas partir de aquí” (Ex 33,15).

“¿En qué podrá conocerse que he hallado gracia a tus ojos, yo y tu pueblo, sino en eso, en que tú marches con nosotros?” (Ex 33,16).

La respuesta de Dios es promesa fiel para una aventura de nueva humanidad: “YO MISMO IRÉ CONTIGO” (Ex 33,14). 

Recordamos la palabra fortalecedora, consoladora, del ángel a María: “EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO”. María viene con nosotros.

El grupo se pone en camino lentamente hacia el lugar donde va a continuar el desarrollo de la vigilia. Entra en la presencia de Dios. Cada uno/a camina cuando se mete en la piel de otro, distinto, pero no distante, porque todos hemos nacido como pueblo nuevo en el Bautismo, TODOS SOMOS UNO EN CRISTO JESÚS (Gal 3,28).  

Canto.

Somos un pueblo que camina y juntos caminando podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba sin penas ni tristezas ciudad de eternidad.

Danos valor para la lucha valor en las tristezas valor en nuestro afán.
Danos la luz de tu Palabra que guíe nuestros pasos en este caminar.
Marcha Señor junto a nosotros pues sólo en tu presencia podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba sin penas ni tristezas ciudad de eternidad.

OREMOS con las manos unidas.

El animador/a va diciendo cada frase de la oración y todos la repiten.

Señor Jesús,
danos tu mirada para poder descubrirte
en la vida de los que están junto a nosotros.
Danos tus palabras,
para poder dialogar con los que caminan a nuestro lado.
Danos tu corazón resucitado
para sentir que tú vas por delante de nuestra vida,
abriendo caminos de esperanza,
guiando nuestros pasos
para llegar a ser aquello que has soñado para nosotros:
Que todas las personas podamos ser sembradoras de tu esperanza.  
Que veamos en cada paso humano tu paso divino, siempre solidario. 
Hazte presente, Señor, en nuestras vidas,
con una presencia capaz de atravesar cualquier fracaso y oscuridad.
Queremos hacernos prójimos de todos los caminantes de hoy
para salvar sus vidas, curar sus heridas, aliviar sus dolores. Amén.

El Señor le dijo a Moisés:

He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Y he bajado a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel … El clamor de los israelitas ha llegado hasta mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y ahora, anda, que te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas.

Moisés replicó:
¿Quién soy yo para acudir al Faraón para sacar a los israelitas de Egipto?
Respondió Dios:
YO ESTOY CONTIGO.

Música de fondo. Se van diciendo estas frases dejando un espacio de silencio después de cada una.

YO ESTOY CONTIGO.
He visto la opresión…
He oído sus quejas…
Me he fijado en sus sufrimientos…
He bajado para librarlos…
El clamor de los migrantes y refugiados ha llegado hasta mí…
He visto cómo los tiranizan…
¿Quién soy yo para…?
YO ESTOY CONTIGO.

La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos vuelve insensibles a los gritos de los demás, nos hace vivir en pompas de jabón, que son bellas, pero no son nada, son la ilusión de lo fútil, de lo provisorio, que lleva a la indiferencia hacia los demás, es más lleva a la globalización de la indiferencia. En este mundo de la globalización hemos caído en la globalización de la indiferencia. ¡Nos hemos habituado al sufrimiento del otro, no nos concierne, no nos interesa, no es asunto nuestro!

Pero yo querría que nos hiciéramos esta pregunta:

«¿Quién de nosotros ha llorado por este hecho y por hechos como este?». ¿Quién ha llorado por la muerte de estos hermanos y hermanas? ¿Quién ha llorado por estas personas que estaban en la barca? ¿Por las jóvenes mamás que llevaban a sus niños? ¿Por estos hombres que deseaban algo para sostener a sus propias familias?

Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llorar, del «padecer con»: ¡la globalización de la indiferencia nos ha quitado la capacidad de llorar! ¿Quién ha llorado? ¿Quién ha llorado? ¿Quién ha llorado hoy en el mundo? «Señor, en esta liturgia, que es una liturgia de penitencia, pedimos perdón por la indiferencia hacia tantos hermanos y hermanas, te pedimos, Padre, perdón por quien se ha acomodado, se ha encerrado en su propio bienestar que lleva a la anestesia del corazón, te pedimos perdón por aquellos que con sus decisiones a nivel mundial han creado situaciones que conducen a estos dramas. ¡Perdón, Señor!»

Animador/a:

Después de un momento de silencio, quien lo desee puede expresar su palabra de perdón en medio del grupo.

Animador: El Espíritu del Señor está en medio de nosotros. Cuando peor están las cosas es cuando más actúa.

Quien vea algún signo de vida (organizaciones que trabajan junto a las personas migrantes…) se pone de pie y lo nombra en voz alta.

Las personas que están de acuerdo con lo nombrado se ponen de pie y forman un pequeño círculo.

Y otras personas hacen presentes otras propuestas del Espíritu que extienden la luz en medio del mundo. Y se va formando círculos.

Damos un aplauso por los que aportan luz a la oscuridad y dan esperanza a la noche insolidaria.

PROCLAMA MI ALMA LA GRANDEZA DEL SEÑOR (2)
SE ALEGRA MI ESPÍRITU EN DIOS MI SALVADOR (2).

Animador/a.

Todos unidos, formando una familia, unidas las manos rezamos la oración del compromiso, la que nos enseñó Jesús.
Sabemos que Dios camina con nosotros.
Sabemos que María camina con nosotros.

Padre nuestro…

Buen camino para soñar juntos los sueños de Dios, los sueños de una casa común para todos.

CIPE

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