PRIMERA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes, 9 de enero 

“Venid conmigo” (Mc 1,17).

Comienza el tiempo ordinario, el tiempo de volver al camino de todos los días. Jesús te invita a caminar con Él, a vivir con Él. No te quedes solo/a. Ir con Jesús es llevar una nueva luz en los ojos para mirar las cosas como las mira El. Ir con Jesús es dejarte guiar por el viento del Espíritu y dejar que brote en tu interior la ternura. Ir con Jesús es participar en su Proyecto del Reino, es amar sin límites.

Deseo entrar en tu intimidad, Jesús. Participar de tus sentimientos. Aprender a decir contigo: Abba-Padre.

Martes, 10 de enero

“¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad” (Mc 1,27).

El estilo de vida de Jesús suscita preguntas. Hay en Él una novedad que rompe los esquemas preestablecidos y cuestiona las conciencias. La fuente de la novedad de Jesús está en el Espíritu, que susurra en los corazones la frescura del Proyecto de Dios. Deja que la pregunta acerca de Jesús te acompañe durante este día y te lleve a actitudes de confianza y alegría. Busca con sinceridad al Señor, que siempre te invita a lo nuevo, y deja que brote la paz y la bondad hacia todos los que te rodean.

Camino con las preguntas que me nacen de la vida al encuentro de Jesús. Estreno cada día la novedad del amor.

Miércoles, 11 de enero

«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido» (Mc 1, 38).

Jesús sale a todo lugar donde haya hombres y mujeres, donde haya historias que sanar, corazones en los que dibujar el gozo de saberse amados. Jesús va al encuentro de todos los pequeños, estén donde estén, para que puedan alcanzar la libertad y la dignidad.  Si decides seguir a Jesús, tendrás que aprender los caminos de la universalidad, hacer tuyas las voces y llantos que hasta ayer sólo pertenecían a los otros. Cruzar toda frontera ligero/a de equipaje, como hacen los pájaros, como hacen las nubes. Si decides seguir a Jesús, tendrás que anunciar a todos los que encuentres por los caminos el evangelio de la bondad y de la ternura de Dios.

Quiero ir contigo, Jesús, para anunciar el evangelio de la bondad y de la ternura de Dios.

Jueves, 12 de enero   

«Si quieres, puedes limpiarme». Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo: «Quiero: queda limpio» (Mc 1,40-41).

Jesús se estremece ante la oración de un excluido. Se conmueve y se indigna de que la ley margine, y además en nombre de Dios. Jesús quebranta la ley al tocar al leproso y le dice palabras entrañables. Que el Espíritu Santo ilumine tu camino hacia la verdad; trabaja por un mundo de paz y de justicia. No excluyas, ni margines a nadie de tu amor. Vive de tal manera que te sea posible el diálogo con todos los que están en las orillas del mundo.

En silencio y en verdad ante Dios, acojo lo que el Espíritu susurra en mi interior: las palabras y los gestos de amor hacia los marginados.

Viernes, 13 de enero

Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados» (Mc 2,5).

Jesús se encuentra cara a cara con el paralítico. Cuatro personas han quitado obstáculos para que se produjera el encuentro. A Jesús le gusta la fe de los que ayudan a otros a superar todas las barreras que impiden la comunicación. Jesús actúa, como ve que actúa el Padre de los cielos, y de sus labios salen palabras de perdón. Las gentes, acostumbradas a escuchar el lenguaje de la culpa que pasa de unos a otros, escuchan con agrado este lenguaje desconocido del perdón. Jesús invita a todo paralítico a la libertad, a caminar sin muletas, a sacar la palabra propia que Dios ha puesto en cada corazón. Por donde Jesús pasa florece la vida y crece la esperanza.

Me abro a tu perdón, Jesús. Deseo aprender a perdonarme y a curarme para que no me duela nunca perdonar a los demás. “El amor no lleva cuenta del mal, todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1Cor 13).

Sábado, 14 enero

“Muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que lo seguían” (Mc 2,15).

¡Cómo busca Jesús el encuentro, la comunión, la comida compartida! Se sienta a comer con los descreídos y su gesto provoca y altera. Leví, un excluido de Israel maltratado por las asperezas del camino, es acogido y confortado por la comprensión y el amor de Jesús. Desde entonces el gesto cristiano básico para entrar en comunión con Dios es una comida compartida por todos los creyentes, con presencia de pobres y marginados. Esa es la mejor memoria de Jesús.

Desea en el silencio del corazón el encuentro con Dios. Déjate amar por El. Siéntate a la mesa, como uno más, sin creerte mejor que los demás.

Escucha este Evangelio con textos de los Místicos y una canción en la App Evangelio orado

Libros recomendados:

Post recomendados:

Viva el evangelio como nunca antes:

Recibe nuestras reseñas literarias:

Únete a nuestra comunidad literaria para recibir reseñas semanales de libros  de tu interés por e-mail. Es gratis y disfrutarás de precios más bajos y regalos en nuestras editoriales con tu cupon de socio.