Lunes, 13 de febrero.
“¿Por qué esta generación reclama un signo?” (Mc 8,12)
Los fariseos piden a Jesús una señal espectacular, esperan a un Mesías con poder y no creen en Jesús, que lleva una vida sencilla y camina al lado de la gente. Jesús se conmueve interiormente y se entristece ante tanta incredulidad y dureza de corazón. A quien no quiere creer ninguna razón le vale. Por eso no habrá señal. Los pobres nos evangelizan con su pobreza y su esperanza en el Reino.
Abre tu corazón a las señales sencillas de cada día porque en ellas Dios te habla.
Martes 14 de febrero
SANTOS CIRILO, monje y METODIO, obispo, patronos de Europa
“Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”»” (Lc 10,9)
Todo mensajero prepara caminos, abre brechas al Misterio. Todo mensajero anuncia que Dios está cerca. Todo mensajero proclama que el amor de Dios está a la puerta, buscando quien lo acoja.
Dueño de la mies: Ayúdanos a ser auténticos misioneros para que tu Reino llegue a todos los lugares a donde tú nos envíes.
Miércoles 15 de febrero
“Le trajeron un ciego pidiéndole que lo tocase” (Mc 8,22)
Jesús propone un nuevo estilo de vivir como hermanos. Pero los discípulos no entienden. Están como ciegos. Jesús les abre los ojos, les toca con el cariño y la acogida. Se acerca a nosotros para abrirnos los ojos y así poder entender su estilo de vivir y de caminar. Nos agarra de la mano para invitarnos a recorrer el camino de la liberación. Jesús nos invita a dar prioridad en nuestro servicio a los más abandonados, a los niños, a los huérfanos, a las personas con menos posibles, a los ancianos solos.
Jesús, toca mis ojos para que aprenda a mirar la vida con la luz del Evangelio
Jueves 16 de febrero
“Y vosotros, ¿quién decís que soy?” (Mc 8, 29)
Jesús necesita que le entiendan, que le digan quién es. No es fácil, porque incluso los suyos, están en otra onda. Los discípulos quieren un Mesías que sólo viva el triunfo. El plan de Dios es otro, conduce por la pasión a la gloria. Cada ser humano nos pregunta: ¿quién dices que soy yo? ¿Soy para ti alguien diferente, un extraño, un hermano?
Jesús, enséñame a llamar a cada ser humano hermano.
Viernes 17 de febrero
“El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga” (Mc 8,34)
Jesús tiene claro que ante su mensaje, la sociedad injusta va a reaccionar de forma violenta. Lo sabe y no se lo oculta a los suyos. Jesús pone las condiciones para el seguimiento, para la construcción de la ciudad nueva: renunciar a toda ambición y rivalidad y aceptar hasta lo último, como Jesús, la hostilidad de la sociedad injusta. Cuando seguimos a Jesús, nuestro destino es el mismo que el de él. Nos jugamos la vida siendo los primeros en servir, arrodillándonos a los pies de los más pobres, los sufrientes, los excluidos.
Jesús, contigo, me pongo al servicio de los necesitados.
Sábado 18 de febrero
“Este es mi Hijo amado; escuchadlo” (Mc 9, 7)
Jesús lleva a sus discípulos al monte para regalarles una experiencia de luz, de aliento, de paz. Necesitan recuperar fuerza y coraje para seguir caminando hacia Jerusalén. En el monte se les desvela por un momento el misterio de la persona de Jesús, en Él se cumple la ley y las profecías; Él es el Hijo amado, a quien hay que escuchar, aunque sus palabras suenen a cruz y a sufrimiento.
El auténtico discípulo es el que sabe escuchar al maestro y llevar a la vida sus enseñanzas.
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