Lunes, 25 de diciembre
LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
“Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad… A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer” (Juan 1, 14.18).
Te metes en nuestra historia y nos llenas de gracia y de verdad. Tu Palabra llega a nuestro mundo y se hace Niño para que todos juguemos. Y nos invita cada día a sonreír y a abrir nuestros ojos a lo nuevo. Tú, Jesús, siempre vienes amando, derrochando amor gratuito, amor creativo, que embellece a toda persona. En ti descubrimos la ternura de Dios, la paz que reconcilia a los pueblos.
Tu Palabra es vida. Nos da vida. Anuncia la vida de una nueva humanidad. Tu Palabra se hace carne y me enseña a descubrir a todo ser humano con una semilla de amor en los adentros.
Martes, 26 de diciembre
SAN ESTEBAN
«Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros» (Mateo 10, 19.20).
En medio de las dificultades, persecuciones y noches oscuras de la humanidad, tu Palabra se nos mete en el alma dándonos sosiego y esperanza. Tu palabra es consuelo y aliento en nuestro caminar. Hoy, que recordamos en la Liturgia a san Esteban, el primer mártir cristiano, oramos por aquellas personas que están siendo perseguidas por su fe, forzadas a abandonar sus hogares, sus lugares de culto, sus tierras y sus seres queridos.
Tu amor anima mi vida. Tu amor despierta mi valor y entrega. ¡Gracias, Jesús! ¡Ven, Espíritu Santo! Abre mi corazón a la confianza en el Padre. Alumbra los caminos oscuros de la humanidad.
Miércoles, 27 de diciembre
SAN JUAN, APÓSTOL Y EVANGELISTA
«El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto…”. Salieron camino del sepulcro. Los dos corrían juntos. Entró también el otro discípulo… vio y creyó» (Juan 20, 2.8).
El primer día de la semana estalla la vida y tu Palabra resuena en todo lo creado. Todo lo llena de luz y de gracia. Es hermoso ver correr a dos discípulos para buscar al Señor. Entran y ven que el misterio del amor es más profundo que la muerte. Ven y creen que Jesús ha resucitado y da la vida. Pueden seguir partiendo el pan de su amor en la comunidad.
Tu luz, Señor, llena de claridad el mundo. Mi casa iluminada por tu luz es reflejo de tu presencia. Busco tu luz, Señor, busco tu amor cada día.
Jueves, 28 de diciembre
LOS SANTOS INOCENTES
«Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”» (Mateo 2, 13-14).
La Navidad viene también acompañada de una tragedia de dolor. Contemplar el pesebre es aprender a escuchar lo que acontece a nuestro alrededor y tener un corazón sensible y abierto al dolor del prójimo, especialmente cuando se trata de niños. La tiniebla del poder, que aplasta a los inocentes de este mundo, no puede apagar su luz. Siempre alumbra senderos de fraternidad entre los pueblos.
Ayúdame a mirar de frente el sufrimiento de tantos inocentes. Que mis oídos escuchen su grito y mi corazón acoja su dolor. Tu ternura en mis manos puede aliviar sus heridas.
Viernes, 29 de diciembre
DÍA V DENTRO DE LA OCTAVA DE NAVIDAD
«Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, y dijo a María, su madre: “Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones”» (Lucas 2, 33-35).
Jesús no es una palabra más entre tantas como se pueden guardar en el corazón. Jesús es la Palabra, es el Camino, es la Verdad, y es la Vida. ¿Cómo reaccionas cuando, por ser amigo de Jesús, tú también eres discutido y marginado? ¿Cuál es tu actitud cuando esto le sucede a la Iglesia?
Envíame tu Espíritu, para que no te abandone en la dificultad. Con él espero confiado en la fuerza de tu amor.
Sábado, 30 de diciembre
DÍA VI DENTRO DE LA OCTAVA DE NAVIDAD
«En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén» (Lucas 2, 36-38).
Estamos finalizando el año y la Palabra de Dios nos invita a la alabanza. La vida vale la pena vivirla con esperanza porque el Señor es fiel y siempre mantiene su promesa. Dios sigue manifestándose a la gente sencilla. Nos acercamos a ella para descubrirle. Una palabra de gratitud a Dios y de anuncio salvador sale de los labios de Ana, una mujer anciana, que ha confiado día tras día en la Promesa de Dios a su Pueblo.
Ayúdame a aceptar mi pobreza, Señor. Que tu luz alumbre la oscuridad de nuestro mundo y encienda la llama del amor en mi corazón y en el de mis hermanos.
Domingo, 31 de diciembre
LA SAGRADA FAMILIA: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ
«Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor… Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, Jesús y sus padres volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él» (Lucas 2, 22.39-40).
El último día del año, Señor, tu Palabra nos invita a orar mirando y escuchando a tu Familia de Nazaret. Decir “Navidad” es decir “familia”, de Jesús, María y José. Abiertos totalmente a Dios y a los demás. Nos muestran que no son los grandes de la tierra los que construyen el futuro. Los más humildes pueden contribuir a que le nazca a la humanidad un futuro de paz y de confianza.
Gracias por la familia, Señor. Gracias por hacerme hijo tuyo y enseñarme a amar. Hazme capaz de acoger con ternura a cada persona con la que me encuentre hoy. Sé que también es hija tuya y por tanto, hermana mía.
Lunes, 1 de enero
SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS
«Los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” (Lucas 2, 16-18).
Comenzamos el año con María Madre de Dios y madre nuestra. Ella acompaña todos nuestros días y nos cobija en medio de las dificultades, siembra esperanza en el corazón, nos alienta en el camino de la cruz. La Palabra se nos hace ternura, entraña, intimidad en la cueva de Belén. Los pastores miran admirados. Se les ha despertado la esperanza y la alegría de saberse amados Y María guarda todo esto en el corazón, porque todo esto que les pasa a los pastores son las cosas de Dios. Y con María, la Iglesia guarda en su corazón la memoria de Jesús, su acción salvadora.
Santa Madre de Dios, me ofreces el fruto bendito de tus entrañas: Jesús, hecho niño. Santa Madre de Dios eres una bendición de Dios para la humanidad. Santa Madre de Dios, en ti, Dios me bendice con su Hijo que trae la PAZ.
Martes, 2 de enero
«Este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan a que le preguntaran: “¿Tú quién eres?… ¿qué dices de ti mismo?”… Él contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto… Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis”» (Juan 1, 23.26).
La Palabra se hace voz en Juan, una voz a la que hay que escuchar, porque señala la vida y da testimonio de Jesús. Con él entramos en la experiencia de amor que nos regala. Acércate a Jesús, él es el único que posee y comunica el Espíritu.
Me acerco a ti, Jesús, quiero apoyar mi vida en tu Palabra y caminar en verdad, como hizo Juan Bautista. Espero tu Palabra en silencio, quiero acogerla en mi corazón y encarnarla en la vida de cada día.
Miércoles, 3 de enero
«Juan dio testimonio diciendo: “He contemplado el Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que ha de bautizar con Espíritu Santo”. Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios”» (Juan 1, 32.33).
El deseo grande del Padre y de Jesús es darnos el Espíritu Santo. El deseo grande del Espíritu es bajar y posarse y habitar en el corazón de todo ser humano. La Palabra se hace Presencia que transforma toda nuestra existencia. Cuando donde no hay amor ponemos amor, y donde hay guerra construimos paz, y donde hay tristeza perfumamos el ambiente con una sonrisa, entonces también nosotros somos señal del Espíritu y nos parecemos a Jesús.
¡Ven, Espíritu divino, dador de Vida y Verdad! Hazme testigo de Cristo, ensancha mi tienda para que pueda acoger en ella a mis hermanos.
Jueves, 4 de enero
«Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: “¿Qué buscáis?”. AEllos le contestaron: “Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?”. Él les dijo: “Venid y lo veréis”. Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día» (Juan 1, 37-39).
La Palabra se hace pregunta para todos los seguidores de Jesús: «Y tú ¿qué buscas? ¿Qué llevas en tu intimidad? ¿Qué sed recorre tus venas? ¿Quién te habita por dentro?». Jesús te invita a encontrarte con él, a mirarle a él, a quedarte con él.
Mi historia tiene sentido cuando te encuentro, Jesús. Quiero escuchar tu voz y quedarme contigo.
Viernes, 5 de enero
«Al día siguiente, Jesús quiso partir para Galilea. Se encuentra con Felipe y le dice: “Sígueme”. Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe se encuentra con Natanael y le dice: “Ese del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret”. Le respondió Natanael: “¿De Nazaret puede salir cosa buena?”. Le dice Felipe: “Ven y lo verás”» (Juan 1, 43-46).
El Evangelio de hoy te ofrece encuentros determinantes que producen cambios significativos en la vida de las personas. Jesús invita a Felipe a seguirle y la reacción de Felipe es de entusiasmo. Habla de Jesús a su amigo Natanael, que anda por los caminos del escepticismo, desconfiando de todo aquello que provenga de la tierra de Nazaret. Entonces Felipe le dice: «Ven a verlo». Natanael queda fascinado por Jesús. ¿Cómo invitar a los alejados a ver la bondad y las ganas de dar vida que tiene Dios?
Lo sé, Señor; mi vida puede oscurecer tu rostro o puede ser una epifanía. ¡Alumbra mi oscuridad! ¡Que todo mi ser refleje tu luz, Señor!
Sábado, 6 de enero
LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
«Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra» (Mateo 2, 11).
Acércate hoy a los magos de Oriente. Vienen de lejos, siguen una estrella, entran en una cueva, se postran para adorar al niño que tienen delante y abren sus cofres para ofrecerle regalos. En sus corazones se les mete la alegría de un niño Dios que nos visita por amor. Noche oscura hay en toda búsqueda. Son las dificultades de todo tipo, que nos pueden llevar a mirar hacia atrás. Es bueno no interrumpir el camino hasta dar con lo que buscamos. El que pasa la noche en fidelidad se llena de mucha alegría.
Cada día me mandas al alma tu sonrisa. Con tambores y danzas cantaré. Para ti tocaré, Dios mío. Con mis hermanos y hermanas te alabaré.
Domingo, 7 de enero
EL BAUTISMO DEL SEÑOR
“Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco”» (Marcos 1, 9-11)
Es hora de seguir a Jesús y ser fieles al Espíritu. ¿Qué caminos nuevos nos está proponiendo? ¿Cómo quiere renovar la fe dormida? ¿Cómo desea tocar esas dudas que tanto nos cansan? Pídele a Jesús que te comunique su Espíritu, para revitalizar tu bautismo, tu fe; que te dé su fortaleza, para emprender cada día la tarea de la nueva humanidad.
Tú, Jesús, me das la vida para que comunique vida. Pones en mí la novedad para ser creativo. Me das palabras de amor, para decirlas en medio de la gente. Tú, Jesús, pones en mí semillas de justicia para sembrarlas donde más ruido hace la injusticia.
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