Lectura orante del Evangelio: Mateo 28,16-20
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Hay hombres y mujeres inclinados ante el misterio de Dios. Son los contemplativos: regalo inmenso para la Iglesia Con sencillez y fragilidad nos dicen que Dios ha pasado por este mundo dejando la paz y la bondad. Son el corazón de nuestra Iglesia que ora y ama, presentando a Dios al mundo, especialmente a los más sufrientes. Son signo de Dios Trinidad para el mundo. Hablan a Dios de los hombres, y a los hombres de Dios. Si nos es posible, hoy podemos acercarnos a un monasterio contemplativo.
Se nos abrirá un mundo de amor y cuidado amoroso. Gracias por hablarnos de ti, Trinidad santa, en los contemplativos.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo.
Jesús se hace presente con admirable cercanía; es amigo cercano que habla, nunca se aleja. Los contemplativos saben algo de esto; han hecho de sus vidas una experiencia de la cercanía del Dios que nos mira amándonos, que se alegra de ser Dios para darse como Dios. ¡Tanto significamos para él! ¡Qué sorpresa!
En ti, Jesús, la Trinidad se acerca a nosotros. ¡Qué maravilla!
Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Dios sale a nuestro encuentro para dar luz a nuestro corazón, a nuestros ojos y a nuestra mente para ser capaces de captarle, siquiera en sus huellas. Mil gracias derramando pasó por estos sotos con presura, y yéndolos mirando, con sola su figura, vestidos los dejó de hermosura. El poder de Dios no encadena ni oprime, sino que libera y deja respirar. Los contemplativos, sin poder de este mundo, viviendo el riesgo de la confianza, son un abrazo de Dios para el mundo.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.
Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Ligeros de equipaje, con un estilo de vida limpio, amigos del silencio, los contemplativos mantienen una mirada contemplativa. Cuidan con atención amorosa todo lo creado. Captan huellas de Dios y las convierten en alabanza y en amor profundo a la humanidad. La fe los impulsa a mirarlo todo con reverencia contemplativa; están cerca de Dios y del dolor humano. Co su debilidad aportan ternura y fortaleza al mundo. Dan esperanza.
Con ellos te adoramos Trinidad santa.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Dios ha puesto su tienda en medio de la vida. Está donde quiere estar, con los que quiere estar: los más vulnerables. Siempre está ahí, en las cárceles del mundo, acompañando las noches con su luz. Aunque todo se desmorone, él es fiel a su promesa; esta es nuestra alegría. Los contemplativos, con su vida orante, recuerdan que Dios no se ausenta de nosotros.
Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz.
Feliz día de la Santísima Trinidad. Felicidades a la vida contemplativa. CIPE, mayo 2024