Domingo del Corpus Christi

Siempre había yo oído loar la caridad de esta ciudad (Burgos), mas no pensé llegaba a tanto. Unos favorecían a unos, otros a otros (Santa Teresa, Fundaciones 31,13).

¿A dónde ir para alimentar la vida? ¿Dónde encontrar las fuentes de la alegría? ¿Dónde intuir que se puede vivir de otra manera? Porque andamos necesitando algo más, algo que sólo el corazón, en silencio, percibe o que sólo los pobres se atreven a decir. ¿Cómo curar la dolencia de amor que llevamos dentro?

Te lo preguntamos a ti, Señor Jesús.

¿Dónde celebrará Jesús su amor? En el corazón orante, grande como el mundo, habitado por millones de hombres privados de pan, de justicia y de futuro. En aquellos que cultivan un estilo de vida sencillo, trasparente. En la tierra, cuando es tierra común; en el pan, cuando es nuestro; en la desnudez, cuando es vestida.

Tú, Jesús, nos conoces bien. Sabes cómo somos. Si quieres, celebra tu amor a todos en nuestro corazón.

Gestos sencillos, palabras de verdad, que salen de Jesús y hacen vivir. La vida, bendecida, que se parte y se reparte. Un derroche de amor que rompe en mil pedazos los egoísmos más grandes y abre caminos de solidaridad. Escuela de oración, en la que Jesús enseña a orar y a vivir.

Jesús, cruzamos despacio tu paisaje, para aprender a amar como tú.

Mano tendida para amar sin medida. La palabra más genuina de Jesús: amar, darse, entregarse. Espejo donde se mira la Iglesia, cuyo nombre más genuino es Cáritas. Silencio asombrado para recibir y dar tanto amor, escondido en el pan. Música callada para vibrar al son de la gracia. Con este viático, con este equipaje de gracia, lo tendremos todo para el camino. Este es el pan de vida que alimenta la contemplación, la adoración y la memoria. Jesús, todo lo que deseamos, y mucho más, nos lo das en tu pan.

Tu amor despierta el nuestro tan dormido.

Sólo quien sabe que todo es gracia, puede repartir la gracia a manos llenas. No hay cosa más bella que mirar a Jesús dándose a todos por entero. Orar es unir el silencio de la adoración con el anuncio del Evangelio, es aunar el amor a Jesús con la caridad hacia los más pobres.

Jesús, haz que nuestra vida sea, como la tuya, un signo de amor. 

Jesús da sentido a su vida y a su muerte. Nadie le quita la vida, él la da. De esta fuente mana nuestra alegría. En esta alianza se recrea la esperanza de los pobres. Ya no es momento de hablar; ahora toca callar, callar y obrar. Los pobres esperan la verdad de nuestra oración, la esperanza.

Hágase en nosotros tu eucaristía, para alegría de los pobres. Amén.  

Libros recomendados:

Post recomendados:

Viva el evangelio como nunca antes:

Recibe nuestras reseñas literarias:

Únete a nuestra comunidad literaria para recibir reseñas semanales de libros  de tu interés por e-mail. Es gratis y disfrutarás de precios más bajos y regalos en nuestras editoriales con tu cupon de socio.