14 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes, 8 de julio

“¡Ánimo, hija! Tu fe te ha curado Y en aquel momento quedó curada la mujer” (Mt 9,22).

Jesús camina a tu lado; escucha hasta el fondo lo que llevas dentro de ti; tiene poder para sanarte. Acércate a Jesús y preséntale situaciones desesperadas de la humanidad, guerras, violencias, hambre… El lenguaje que más le gusta escuchar de ti es la fe, el callado amor, la humilde confianza.

Señor, en ti confío. Mi confianza es apenas el deseo de confiar. Pero a pesar de todo, sé que trabajas mi barro y le infundes vida. Canto tu bondad sin límites. Confío en ti.

Martes, 9 de julio

“La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies” (Mt 9,38). 

Al ver al pueblo, cansado y abatido, Jesús siente una compasión sin límites. Su mirada es compasiva. ¿Cómo es tu mirada cuando ves el sufrimiento de tantos pequeños afectados por la injusticia? Cultiva la compasión mirando los rostros de la gente. “La vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es en definitiva la misión” (Evangelii Gaudium, 10).

Cada día te lo pediré, Padre: Envía a este mundo, necesitado de paz y de esperanza, nuevos obreros del amor.

Miércoles, 10 de julio

“Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos» (Mt 10,7). 

También ésta es la hora de la misión, un momento de gracia para alentar, renovar y emprender con nuevo ánimo nuestro compromiso misionero. “Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte” (Evangelii Gaudium, 164).

Abro mi corazón a tu amor. Con gozo escucharé cada día tu mandato, Jesús. Con gozo anunciaré tu Evangelio con gestos sencillos de acogida y de perdón.

Jueves, 11 de julio

“El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna” (Mt 19,29)

A la pregunta que Pedro hace a Jesús: «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?» Jesús responde desde otra orilla, desde otra mirada. La entrega de la vida no tiene pago material. El amor no tiene precio, es gratuito. Quien gasta la vida por amor vive para siempre.

Señor, aquí está mi vida, tuya soy; haz de ella un canal que deje pasar tu vida y tu amor a los hermanos.

Viernes, 12 de julio

“No seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros” (Mt 10,20).

La tarea del evangelio es hermosa pero entraña dificultades. Los misioneros necesitan beber cada día en las fuentes del consuelo. “El Espíritu Santo infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente” (Evangelii Gaudium 259) Alienta a los misioneros que conoces. Muéstrales tu cercanía.

Callaré y tú, Espíritu, hablarás en mí el lenguaje de la paz y del amor.

Sábado, 13 de julio

“Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo” (Mt 10,28).

¿Cómo alumbrar un mundo nuevo? Las cosas bellas empiezan a nacer en un corazón que ha expulsado el miedo. “La mejor motivación para decidirse a comunicar el Evangelio es contemplarlo con amor, es detenerse en sus páginas y leerlo con el corazón… Urge recobrar un espíritu contemplativo, que nos permita redescubrir cada día que somos depositarios de un bien que humaniza, que ayuda a llevar una vida nueva. No hay nada mejor para transmitir a los demás” (Evangelii Gaudium 264).

Confío y nada temo, porque Tú vas conmigo.

Escucha este Evangelio acompañado de una canción y palabra de los Místicos, descargando la Aplicación: Evangelio orado

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