Lunes, 2 de septiembre
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor» (Lc 4, 18-19)
Jesús, lleno del Espíritu, fue a su pueblo para anunciar a sus paisanos la gracia. Pero pasó de largo, porque sus miradas no quisieron encontrarse con la suya. Que el Espíritu abra tu corazón y te disponga para recibir los dones de Jesús. Deja que Jesús actúe en tu pobreza y te transmita la energía de su amor.
Cura, Señor, mis heridas contra la fraternidad. Derriba mis barreras y ensánchame el corazón. Deseo anunciar, contigo, la gracia en este mundo.
Martes, 3 de septiembre
“¿Qué tiene su palabra?” «¿Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen.» Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca” (Lc 4,36-37).
¡Qué pregunta más bonita se hace la gente! ¿Qué fuerza lleva dentro la palabra de Jesús? ¡Con qué valentía se enfrenta al mal con su palabra! ¡Cuánta ternura y belleza esconden sus palabras! Aprende a estar con la palabra de Jesús en el corazón, hasta que te comunique todos sus ecos.
Tu palabra eres Tú, Jesús. Escucho tus palabras y respiro tus perfumes. ¡Cómo me crea por dentro tu Palabra!
Miércoles, 4 de septiembre
“Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando” (Lc 4,40)
Cuando crece la opinión de que Dios no puede hacer nada por nosotros, ¡qué reconfortante es escuchar estas palabras! Pon tus males y los males de los que te rodean ante Jesús. Jesús tiene poder para curar, para levantar a los caídos, para poner de nuevo en pie la esperanza.
En el horizonte de mi esperanza, Tú estás. En mis enfermedades y dolencias, Tú estás. En mi vida de cada día, Tú siempre estás. Yo te llamo con fe.
Jueves, 5 de septiembre
«Rema mar adentro, y echad las redes para pescar» (Lc 5,4).
No es lo mismo vivir apasionadamente que sobrevivir. No es lo mismo saber que Dios existe que vivir apasionadamente la experiencia de su amor. No es lo mismo que Dios ocupe un lugar secundario en la vida a que ocupe el primer lugar del corazón. Quizás dediques más tiempo a la actividad que al encuentro contigo y con Dios. ¿Por qué no inviertes hoy las cosas?
Tu gloria es que yo viva, mi Dios. Tu proyecto, que no me quede en lo superficial. Envíame tu Espíritu para que me enseñe a vivir.
Viernes, 6 de septiembre
“A vino nuevo, odres nuevos. Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: «Está bueno el añejo” (Lc 5,38).
La fuerza de la costumbre hace rechazar el cambio y la novedad. Pero Dios es la eterna novedad. Jesús es la novedad en medio de nosotros. ¿Quién te guía en tu caminar? ¿La costumbre? ¿Que las cosas siempre se han hecho así? ¿O más bien la experiencia de novedad de Jesús que nace en tu corazón?
Tú haces nacer en mi corazón la fuente. Gracias, Señor, por tanta belleza y novedad, como me ofreces cada día.
Sábado, 7 de septiembre
“¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?… «El Hijo del hombre es señor del sábado» (Lc 6,2.5)
Siempre corremos el riesgo de que la referencia para la vida pase de ser Jesús a ser una ideología. Esta crea esclavitud, Jesús alienta la libertad. Si vas hoy a la eucaristía, que sea como respuesta de amor a la invitación de Jesús, y no como una obligación a una norma.
Gracias, Jesús. Tú rompes todo límite. Solo el amor va siendo luz para el camino.