24 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes, 16 de septiembre

“Jesús se admiró de él, y, volviéndose a la gente que lo seguía dijo: «Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe» (Lc 7,5).


Un centurión romano, cosa rara, se había hecho querer por el pueblo
ocupado. Sabía respetar la fe del pueblo judío. Pero lo que maravilla a Jesús es su fe. ¡Qué fe tan bella y tan confiada! Todo un estímulo para ayudar a otros a creer. Fíjate en la gente que te rodea. Quizás hay creyentes de otras religiones. Respétalos, ámalos, dales tu ayuda.


Mi fe en ti, Jesús, me lleva a amar a todos. Cuando ayudo a los demás se fortalece mi fe.

Martes, 17 de septiembre 

«Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: «No llores». Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!» (Lc 7,13-14)  

Jesús se compadece de una mujer que llora la muerte de su hijo. Lo hace con inmensa ternura. La palabra de Jesús es compasiva, comunica siempre la vida. Jesús entrega la vida a la mujer que llora. Vete al encuentro al encuentro de la gente que sufre. No  esperes a mañana para hacerlo. Dales tu cercanía, tu sencillez. Pon vida en medio de toda muerte.  

Junto a ti, Jesús, se respira la vida. Junto a ti, Jesús, no hay lugar para el llanto. Junto a ti, Jesús, encontramos a los hermanos.

«Amigo de publicanos y pecadores» (Lc 7,34) 

Fue un escándalo que Jesús compartiera su mesa con los despreciados de la sociedad. Los enemigos de Jesús jamás admitieron que predicara el Reino como gracia y no como juicio. ¿Quiénes son tus amigos? ¿Te duele toda actitud de racismo y exclusión? Tu vida, si la aceptas, se convierte en espacio libre donde Dios puede crear todavía. 

 Hazte capacidad y Dios se hará torrente para ti.

Jueves, 19 de septiembre

“Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor, pero al que poco se le perdona, poco ama» (Lc 7,47).

Aquella mujer tenía mucho amor y lo derramó como un perfume a los pies de Jesús. Contempla a la mujer en medio. La están fulminando con la mirada. Mira cómo cuida Jesús de los débiles, como sale a favor de una mujer tan condenada. Dile a Jesús con tus gestos que te perdone, que te devuelva la capacidad de amor perdida.

No tengas miedo a amar, que el mundo se salvará por la belleza.

Viernes, 20 de septiembre

«Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres” (Lc 8,1.2).

Jesús camina de pueblo en pueblo. Es un peregrino que visita con alegría todos los lugares. Jesús va siempre al encuentro. No espera. Se adelanta y se ofrece. Tiene prisa por sembrar el gozo en los surcos del mundo. Vive tu fe con alegría. La tristeza quita las fuerzas, esconde el rostro de Dios a los ojos de las gentes. Haz lo que puedas por disminuir la tristeza de los demás.

Dame, Señor, tu Espíritu de fortaleza. Haz que mi vida se misionera de alegría. Que a todos les anuncie lo inmensidad de tu amor.

Sábado, 21 de septiembre

“Al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió” (Mt 9, 9).

Jesús pasa mirando a la gente. En toda situación hace presente la luz de su amor. Mateo era un pecador, un excluido, pero llevaba dentro el deseo vivo de salvación. Jesús lo llamó y le cambió la esclavitud del dinero por la libertad del seguimiento. Le abrió las puertas de la comunidad, porque el amor rompe las fronteras que trazan los juicios.Jesús, sé que estás cerca de nosotros.

Tu amor rompe las distancias y nos hace hermanos de todos. Sana las heridas de nuestros corazones. 

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