Miércoles, 5 de marzo
“Cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará». (Mt 6,17-18)
Comienzo el camino bajo la mirada del Padre y a la luz del Evangelio. Jesús es buen compañero y el Espíritu Santo excelente guía. La Cuaresma es un tiempo de gracia y de encuentro profundo con Dios a través del silencio, la oración y la escucha de la Palabra, un camino de conversión hacia la Pascua, la vida nueva en Cristo resucitado.
Señor, dame la gracia de vivir este tiempo como una oportunidad para renovar la fe, que actúa por la caridad y caminar alegre en esperanza. Amén.
Jueves, 6 de marzo
“Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará” (Lc 9,24-25)
Jesús nos invita a tomar nuestra cruz cada día y seguirlo con una entrega total. Esto significa estar dispuestos a enfrentar dificultades y riesgos por amor a Él y por el bien del Reino de Dios. A vivir de fe y comprometernos con el Evangelio
Jesús, ayúdanos a comprender que el camino del discipulado es el camino que nos lleva a la salvación y a la plenitud de vida en Ti. Que tu Espíritu Santo nos fortalezca y nos guíe en este camino de fe, para que podamos vivir con autenticidad y amor, reflejando tu luz en el mundo. Amén.
Viernes, 7 de marzo
“¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos?” (Mt 9,15)
Muchas veces nos han presentado a Jesús demasiado serio, como si estuviera toda la vida sufriendo. Es imposible que no tuviera el corazón rebosante de gozo, un gozo que contagiaba y le gustaba provocar en cuantos se acercaban a él.
Jesús, ayúdanos a recuperar a la alegría, en muchos de nosotros corre el riesgo de desaparecer aplastada por tanta mala noticia. Si estamos contigo ¿qué podemos temer?
Sábado, 8 de marzo
“Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa” (Lc 5,29)
La alegría del encuentro con Jesús siempre nos invita a descubrir la alegría del encuentro con los demás. Cuando estamos juntos la fiesta está asegurada, lo de menos es lo que haya en la mesa.
Jesús, ayúdanos a compartir con los demás no solo las cosas externas sino lo que a cada uno nos has regalado y llevamos dentro. A veces, tú lo sabes, nos cuesta abrir de par en par el corazón.