LECTIO DIVINA: LUCAS 9,28-36

Invocación al Espíritu

Ilumínanos, Espíritu Santo. Transfigúranos. Abre nuestros ojos para ver a Jesús. Abre nuestros oídos para escuchar a Jesús. Ayúdanos a bajar a la vida de cada día llevando la luz del Evangelio.

Motivación. Para disponer el corazón.

Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, Señor (Sal 26). 
Pon los ojos sólo en Jesús, porque en él te lo tengo todo dicho y revelado, y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas (San Juan de la Cruz, 2S 22,5).

A la espera de la Palabra. Con la lámpara encendida.

La Transfiguración es como un respiro que Dios le concede a Jesús en su camino hacia Jerusalén, hacia la pasión y la muerte.
En Cuaresma se nos invita a “subir a un monte elevado” junto con Jesús, para vivir con el pueblo santo de Dios una experiencia particular de ascesis” (Papa Francisco).
De la humanidad probada (tentaciones) vamos a la humanidad glorificada, sabiendo que la dolencia de amor no se cura sino con la presencia y la figura.

Proclamación de la Palabra: Lucas 9,28-36  

EN aquel tiempo, tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba,
el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús:
    «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía lo que decía.
Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube.
Y una voz desde la nube decía:
    «Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo».
Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

2.- A la espera de la Palabra. Con la lámpara encendida

Tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar.  Detalle de amor de Jesús a sus discípulos: acompaña a los escandalizados a una experiencia luminosa en el monte, a un encuentro de oración. Saca a los discípulos (salida de Abrahán) para que entren en la historia de salvación. Frente a la superficialidad, hondura; frente al ruido, silencio; frente a la oscuridad, luz; frente al aislamiento, encuentro.  Para tener ‘experiencias de montaña’ no basta con ir a la montaña; hay que ir a orar. Subió al monte a orar.

Esto es muy propio de Lucas; la oración siempre aparece en los momentos importantes de la vida de Jesús. En la oración Jesús discierne, abre camino a la misión. En el monte, mi Amado las montañas, los valles solitarios nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos, el silbo de los aires amorosos, la noche sosegada en par de los levantes de la aurora, la música callada, la soledad sonora, la cena que recrea y enamora. (Juan de la Cruz), Jesús nos invita a una experiencia fuerte de oración, para verle y vernos.

Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor. Jesús muestra a Pedro, Santiago y Juan una anticipación de su gloria, la que tendrá después de la resurrección, para confirmarlos en la fe y alentarlos a seguirlo por el camino de la Cruz. Su rostro y toda su persona irradian una luz resplandeciente.  La oración de Jesús es una alegría, un milagro de luz, un diálogo de amor, una experiencia de comunión. En Jesús se hace visible la hermosura del Padre y aquellos que lo aman son como el salir del sol con todo su fulgor (Jueces 5,31). Los grandes acontecimientos de la vida pública de Jesús nacen de su oración. En el diálogo amoroso de un alma con Dios germinan los grandes acontecimientos que cambian el rumbo de la historia (E. Stein).  

De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén. Dos hombres tienen una conversación espiritual con Jesús, le dan una autoridad que no le darán en Jerusalén. Hablan del éxodo de Jesús, de su muerte liberadora, donde se va a revelar el amor de Dios por los hombres hasta el extremo. Para Jesús son una presencia alentadora.

Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Los discípulos siempre tienen problemas con el sueño, también les pasará en el huerto de los olivos.

Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús: Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. No sabía lo que decía. Pedro piensa que cuanto más dure la oración, mejor será. Pero ese no es el fin de la oración. Manifiesta el gozo del encuentro. Qué bien se está aquí. Los discípulos experimentan que Jesús les alegra el corazón. Les pasó a los discípulos de Emaús, a Pablo que fue llevado al quinto cielo. Esta experiencia fuerte lleva a decir: Es bueno estarnos aquí. Pedro, que es un hombre de acción necesita actuar, hace una sugerencia a Jesús, que no es atendida. No se trata de quedarse a vivir en unas tiendas enramadas, sino de caminar con Jesús hacia la Cruz.

Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube. Y una voz desde la nube decía: «Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo». Entramos en el texto con una pregunta: ¿Quién es este? Ahora encontramos la respuesta. En medio de las nubes, símbolo de la presencia de Dios, el Padre dice: Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo. Su Palabra es la única decisiva. Las demás nos han de llevar hasta él. Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y esta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída del alma (Juan de la Cruz). El Padre nos lo dice con claridad: Jesús es todo para nosotros. Su misterio de amor es para nosotros. Aprendemos a orar y a vivir escuchándolo, volviendo una y otra vez a la alegría del Evangelio. ¡Oh, ¡Verbo eterno, Palabra de mi Dios!, quiero pasar mi vida escuchándote, quiero hacerme dócil a tus enseñanzas, para aprenderlo todo de Ti. Y luego, a través de todas las noches, de todos los vacíos, de todas las impotencias, quiero fijar siempre la mirada en Ti y morar en tu inmensa luz (Isabel de la Trinidad). Jesús es más importante que Moisés y que Elías, más que la Ley y los Profetas, que ya es decir. Escuchar a Cristo lleva a asumir la lógica de su misterio pascual, ponerse en camino con Él para hacer de la propia vida un don de amor para los demás.

Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto. Su “éxodo” no puede ser como le hubiera gustado a Pedro, que quiere quedarse en la experiencia. Queda mucho por hacer, y dejar huérfanos a los hombres que no han subido a las alturas espirituales y misteriosas de la Transfiguración, sería como abandonar su camino de profeta del Reino de Dios. Guardan silencio, un silencio habitado por palabras y la luz que han tocado el corazón. Un silencio transfigurado por la luz de Jesús, que se asoma en un compromiso hacia todos los desfigurados. Un silencio, callar y obrar, que se pone en camino para entregar la vida por amor, como Jesús. El lenguaje que él más oye sólo es el callado amor (Juan de la Cruz).

3.- Respuesta a la Palabra. Meditación

¿Qué lugar ocupa la Palabra de Dios en tu vida? ¿La lees, rezas con ella?, ¿Alimenta tu fe?, ¿Te ayuda a conocer y amar más al Señor?
¿Cómo es una persona transfigurada?
¿Vives transfigurado o desfigurado?
¿Cómo transfigurar la vida de la gente que te rodea?

4.- Orar la Palabra

Mirar a Jesús: Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia (Salmo 44).  
¡Oh hermosura que excedéis a todas las hermosuras! (T. de Jesús).

5.- Contar al mundo la nueva manera de vivir. Testigos.

Hay personas que todo lo que tocan o el ambiente en el que viven lo transforman. Transfiguran la vida y los problemas en un clima de paz; la incertidumbre en confianza y serenidad. Transfiguran el odio en respeto y amor, la indiferencia en acogida, la enfermedad en fuente de reflexión y aceptación de la propia finitud, la desesperación en esperanza. ¿Te animas a ser como estos?
¡Feliz aventura! 

Pedro Tomás Navajas, ocd



























Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos
guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que
habían visto.
Su “éxodo”
no puede ser como le hubiera gustado a Pedro, que quiere quedarse en la
experiencia. Queda mucho por hacer, y dejar huérfanos a los hombres que no han
subido a las alturas espirituales y misteriosas de la Transfiguración, sería
como abandonar su camino de profeta del Reino de Dios.
Guardan silencio, un silencio habitado por palabras y
la luz que han tocado el corazón. Un silencio transfigurado por la luz de
Jesús, que se asoma en un compromiso hacia todos los desfigurados. Un silencio,
callar y obrar, que se pone en camino para entregar la vida por amor,
como Jesús. El lenguaje que él más oye sólo es el callado amor (Juan de la
Cruz).
3.- Respuesta a la
Palabra. Meditación
¿Qué lugar ocupa la Palabra de Dios en tu vida? ¿La lees,
rezas con ella?, ¿Alimenta tu fe?, ¿Te ayuda a conocer y amar más al Señor?
¿Cómo es una persona transfigurada?¿Vives transfigurado o desfigurado?¿Cómo transfigurar la vida de la gente que te rodea?4.- Orar la Palabra Mirar
a Jesús:
Eres el más bello de los hombres, en tus labios se
derrama la gracia (Salmo 44).  
¡Oh
hermosura que excedéis a todas las hermosuras!
(T. de Jesús).5.- Contar al mundo la
nueva manera de vivir. Testigos.
Hay personas que todo lo que tocan o el ambiente en el que
viven lo transforman. Transfiguran la vida y los problemas en un clima de paz;
la incertidumbre en confianza y serenidad. Transfiguran el odio en respeto y
amor, la indiferencia en acogida, la enfermedad en fuente de reflexión y
aceptación de la propia finitud, la desesperación en esperanza. ¿Te animas a
ser como estos?
¡Feliz aventura! 

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