Primer día. La semilla que cayó en buena tierra
SÍMBOLO: Cuadro y reliquia del P. Palau, Historia de las Carmelitas Misioneras, Escritos de Francisco Palau, y Constituciones.
Comenzamos trazando sobre nosotras la Señal de la cruz.
Canto: Espíritu Santo, ven, ven, (3v) en el nombre del Señor.
Acompáñame, ilumíname, / toma mi vida.
Acompáñame, ilumíname, / ¡Espíritu Santo, ven!
MOTIVACIÓN
En febrero de 1872, estando plenamente inmerso en su labor apostólica y fundacional, el P. Francisco Palau se enteró de una epidemia de tifus en Huesca y acudió inmediatamente a ayudar a Juana Gratias y a las hermanas del Hospital de Estadilla. Cayó enfermo y murió el 20 de marzo de 1872 en Tarragona.
LECTURA DEL RELATO DE SU MUERTE
Recordemos la histórica muerte de nuestro querido fundador, el Padre Palau, que falleció mientras visitaba a las hermanas que servían activamente en el avance de la enfermedad, como en la pandemia actual.
«A mediados de febrero de 1872, Francisco Palau viajaba hacia Aytona. Al llegar a su pueblo natal, se enteró de que en Calasanz (Huesca), cerca de Estadilla, se había desatado una epidemia de tifus y que Juana Gratias había decidido ir a ayudar a las víctimas. Junto con otras dos hermanas de Aytona se dirigió a Calasanz para apoyar y ayudar a Juana. Regresó a Calasanz cuando Juana se contagió de la enfermedad, y volvió a Barcelona con toda tranquilidad, cuando supo que Juana Gratias estaba fuera de peligro…. Pocos días después, Francisco Palau murió en Tarragona. De forma bastante inesperada, pero providencial, había cumplido la norma que había completado recientemente en la constitución que acababa de enviar a las comunidades: «Si se declara una epidemia en algún lugar, el director enviará desde otras casas todas las enfermeras disponibles que sean necesarias para socorrer a los enfermos»… Su último encuentro con él fue en el campo apostólico más arriesgado y heroico» (Historia, Vol-I, pg.291).
Reflexión:
La fidelidad a su opción de servir a la Iglesia en los más abandonados y desposeídos de la sociedad de su tiempo le llevó a atender a los infectados por la peste. Lo hizo junto a quienes hicieron con él un camino de vida.
La vida y la muerte de Beato Francisco Palau dejaron una profunda huella, no sólo en las Hermanas y Hermanos que fundó, sino en todas las personas que tuvieron la suerte de conocerlo. Amó a la Iglesia, su Amada hasta el final de sus días, con entrega total, como Jesús de Nazaret.
150 años después, de la Pascua del Beato Francisco Palau, siguen esta misión de entrega a Dios y los prójimos, las Carmelitas Misioneras, el Carmelo Misionero Seglar y las Carmelitas Misioneras Teresianas.
UNA MIRADA AL CONTEXTO ACTUAL
Acontecimientos mundiales nos desbordan. Pueden iluminarse con el testimonio de Francisco Palau.
El contexto actual se parece al que vivió Francisco Palau. La Humanidad sigue envuelta en la pandemia del COVID-19. Ha entrado en nuestros hogares y comunidades. Como F. Palau, hemos cuidado y servido a las personas más vulnerables, a los ancianos, a los enfermos, a quienes se sentían más solos.
Muchas de nuestras hermanas, familiares, amigos y conocidos experimentaron la COVID-19 en carne propia, algunos incluso sucumbieron a la muerte.
Sin salir de la pandemia, la guerra se ha acercado a nuestras casas. Hoy vivimos con el miedo a que se desencadene la tercera guerra mundial. Escuchamos noticias aterradoras y clamor por la paz. No podemos quedarnos indiferentes. Lo que les sucede a los otros nos afecta. Somos hermanos.
Palabras del Papa Francisco en el Ángelus del domingo: 13/03/ 2022
Francisco Palau también experimentó las consecuencias de una guerra civil que dividía a España por conquistar el poder político, religioso, social, cultura. A penas hizo su profesión solemne, el 15 de noviembre de 1933, tuvo que abandonar el convento debido a la persecución religiosa que se desencadenaba. Pasó a Francia donde estuvo exiliado los años: 1840-1851. Su actitud ante esta situación límite fue la fidelidad a la vocación que llevaba grabada en las entrañas:
El testimonio de Francisco Palau puede ayudarnos a centrar nuestra vida en Dios, a volver a poner los ojos en Jesús, el amor de nuestra vida, a reavivar la vocación, la entrega Señor en esta última etapa de la vida.
En estas situaciones de dolor, de angustia, de incertidumbre, no estamos solos. El Señor camina con nosotras. Nos regala testigos para alentarnos: Francisco Palau, las hermanas que nos han precedido y las que en los distintos continentes siguen las huellas de la entrega a la Iglesia: Dios y los prójimos en un solo amor.
Cristo Jesús nos regala su Espíritu para iluminar toda oscuridad, para fortalecernos en la entrega y en el servicio a los demás. Para recordarnos que Dios es fiel a su alianza de Amor.
PROCESIÓN DE SÍMBOLOS.
CANTO. DANOS, SEÑOR, UN CORAZÓN NUEVO, DERRAMA EN NOSOTROS UN ESPÍRITU NUEVO.
1. He aquí que vienen días, palabra del Señor, en que yo sellaré con la casa de Israel una Alianza nueva.
2. Yo pondré mi ley en el fondo de su ser y la escribiré en su corazón.
3. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
4. Yo les perdonaré todas sus faltas, no me acordaré más de sus pecados.
En este primer día del triduo recordamos en nuestra oración a las víctimas de la pandemia y a las víctimas de la guerra que en diversas partes del mundo están sufriendo nuestros hermanos y hermanas. La más cercana Ucrania.
Por intercesión del Beato Francisco Palau:
Te pedimos, Señor por todas las hermanas, los miembros del CMS y los millones de personas que han muerto a causa de la COVID-19, y de las guerras.
Dales su eterno descanso y la fuerza y el consuelo de los que han dejado atrás.
TE ROGAMOS, ÓYENOS.
También rezamos para que nosotros podamos seguir las huellas de F. Palau en su apasionado amor y servicio a la Iglesia, especialmente a los enfermos y a los más vulnerables. Y como él aprendamos a confiar en el Señor en tiempo de prueba. ¡Cuán bien cuidado está el que se fía de Dios!
TE ROGAMOS, ÓYENOS.
Con el orante del salmo 61 digamos al Señor que queremos descansar el alma en su Amor.
SALMO 61
SÓLO EN DIOS DESCANSA MI ALMA
PORQUE DE ÉL VIENE MI SALVACIÓN.
SÓLO ÉL ES MI ROCA Y MI ALCÁZAR,
JUNTO A ÉL NO VACILARÉ.
¿Quién sostiene la esperanza?
¿Quién consuela el dolor?
¿A quién confiar la vida?
¿En quién poner el corazón?
¿Quién acoge sin reservas?
¿Quién comparte su ración?
¿Quién acompaña la noche
¿Quién se parte por amor?
LA SEMILLA QUE CAE EN TIERRA BUENA DA FRUTO
Confiar en el Señor es preparar la tierra del corazón para Acoger las semillas de Dios.
Lectura del Evangelio: Mateo 13, 1-9
Aquel día, Jesús había salido de casa y estaba sentado junto al mar. Y se le juntaron grandes multitudes, así que subió a una barca y se sentó, y toda la gente estaba de pie en la playa. Y les contó muchas cosas en parábolas, diciendo: «He aquí que el sembrador salió a sembrar; y mientras sembraba, algunas semillas cayeron junto al camino, y vinieron las aves y las comieron. Otras cayeron en los pedregales, donde no tenían mucha tierra; y brotaron enseguida, porque no tenían profundidad de tierra. Pero cuando salía el sol, se quemaban, y como no tenían raíz, se marchitaban. Otras cayeron entre las espinas, y las espinas subieron y las ahogaron. Pero otras cayeron en la buena tierra y dieron una cosecha, unas de cien, otras de sesenta y otras de treinta. El que tenga oídos, que oiga».
Reflexión:
La vida y la muerte del P. Francisco Palau es como la de la semilla del Evangelio que cayó en tierra buena. Cuando la semilla cae en la tierra buena, se pudre y da fruto.
Cuando, con la ayuda del Espíritu Santo, damos muerte a las obras de la carne, egoísmo, intereses personales, entonces producimos el fruto del Amor, que es compasivo, servicial, no tiene envidia, perdona siempre, mira y destaca lo positivo…ayuda en lo que puede, agradece y sonríe siempre.
Esa fue la vida de nuestro Fundador. Una vida de amor, de entrega, de oración, de silencio, de servicio desinteresado a la Iglesia, en cualquier lugar y de muchas formas. La semilla de su vida, de amor apasionado, dio fruto, el Carmelo Misionero, El CMS. Esa semilla de amor echó raíces en el suelo de España y extendió sus ramas a todos los continentes. Nosotros somos los frutos de esa semilla que dio su vida totalmente para darnos un nuevo nacimiento.
SALMO DE ACCIÓN DE GRACIAS
Te damos gracias, Señor, por haber sembrado las semillas del amor, de la paz, de la esperanza, de la alegría, en el mundo.
Canto: TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR, TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR.
Tú eres el Señor de la vida y de la muerte. Te damos las gracias por el 150 aniversario de la muerte de tu siervo y nuestro fundador, que dio su vida por Ti y por la Iglesia.
Canto: TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR, TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR.
Te adoramos y te glorificamos por la maravillosa obra que has realizado en la vida de las Carmelitas Misioneras para llevar el Carisma por todo el mundo.
Canto: TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR, TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR.
Te damos gracias, Señor, por tantas familias que en medio de esta sociedad hostil a la Iglesia siguen esparciendo semillas del Evangelio en sus ambientes familiares y laborales
Canto: TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR, TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR.
Te damos gracias, Señor, por tantos jóvenes voluntarios que se ofrecen para ayudar a otros y son una luz de esperanza en nuestra humanidad.
Canto: TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR, TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR.
Te damos gracias por tantas personas anónimas que ayudan a quienes están en situaciones de fragilidad, desprotección y vulnerabilidad.
Canto: TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR, TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR.
Rezamos la oración de los hijos y los hermanos: Padre nuestro.
Con María, nuestra Señora de las Virtudes, te pedimos que la vida que ha brotado en la familia del Carmelo Misionero florezca y siga esparciendo su fragancia por toda la tierra.
Canto del Magníficat: Unidos a todos los pueblos cantamos al Dios que nos salva.
Oración final:
Dios, Padre bondadoso y rico en misericordia. En Ti vivimos y morimos. Te presentamos las vidas de todos los que mueren a causa de las pandemias y de las guerras. Te pedimos por intercesión de del Beato Francisco Palau que sirvió él mismo a las víctimas de la pandemia y dio su vida, demostrando ser un verdadero hijo del Carmelo, que nos guíe para afrontar con valentía estos tiempos oscuros e inciertos y ofrezca consuelo a los enfermos, a los emigrantes, a las víctimas de las guerras y a todos los que sufren. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.