He encontrado una
fuente
en el coraje incansable
de tu hacer,
y en la confianza
que depositas
en los imposibles
de este mundo.
He encontrado una
fuente
en la ternura de la
fragilidad,
en la osadía de la
intrepidez,
en el riesgo de la
aventura,
en la locura de la entrega,
en la alegría serena ante el fracaso
y en la paz de tu dolor.
Sí, he encontrado una
fuente en tu ser
y tú no sabías que la
tenías,
pero has bebido, igual
que yo,
sorbos de vida y
esperanza
que ahora colman el
paso cansado
de toda alteridad.
¡Bendita el agua
que de tu fuente brota
y bendita tú por acogerla!
Mar Galceran