Semana de espiritualidad: 4º día: María, Señora de la Vida. De ti nace la Vida

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU: Ven, Espíritu. Enséñanos a mirarnos en la belleza de María.

PROCESIÓN CON LA PALABRA. María es el arca de la alianza. Por donde pasa despierta la alegría. Su gozo toca el dolor de la humanidad. Nos acercamos a ella con una mirada contemplativa. Una persona entra con la Palabra y la coloca en un lugar destacado. Se escucha el canto que sigue.      

CANTO: Habitaré (Aim Karem).

SALUDO A MARÍA CON LA IGLESIA: Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo…

REFLEXIÓN

María, dadora de vida. En María se dan cita el don de Dios y la respuesta de fe. María es la mujer nacida de Dios y lo que nace de ella es Jesús, el hijo de Dios. En ella respiramos los perfumes del Evangelio. La escucha transformó la Palabra en parte de sí misma.

  • Haz lo que es en ti. Déjame tú hacer a mí. No te inquietes por nada.

Valle de lágrimas. Todos hemos pasado y pasamos en la vida por momentos difíciles, momentos en los que no hemos entendido o aceptado el plan de Dios. Incluso nos ha brotado la queja, como le pasó al pueblo de Israel. María, la Señora de la vida, nos invita a mirar a Jesús en la cruz, con el pecho del amor muy lastimado (Juan de la Cruz) que se abre para mostrar el amor. No hay otro camino para la vida.

  • Canto: Sé mi luz, enciende mi noche. (Una persona entra en el lugar de la celebración con un cirio encendido y lo coloca junto a la Palabra).

Tanto amó Dios al mundo. ¿Por qué Dios nos ha amado tanto? ¿Por qué ha entregado a su hijo? Para que tengamos vida. Los motivos de Dios, que son siempre por amor, dan un nuevo sentido a nuestro vivir. Estamos ante el amor entregado: la Anunciación llevada hasta sus últimas consecuencias. La experiencia de María fue entender que Dios quería salvarnos a base de amor, que nada le obligaba a amar y, sin embargo, eligió amar. Gracias a tanto amor, María leyó y cantó la historia como una historia de salvación.

  • ¿Cómo leemos nuestra vida? ¿Qué historia cantamos?

Salve, raíz, salve, puerta, que dio paso a nuestra luz. María lo ha recibido todo de Dios. Por eso es amiga de la vida, no se aparta de nuestro mundo dejándolo abandonado. Ella es nuestra Madre de misericordia.

  • ¿Cómo se nota que somos amigos de la vida?
  • ¿Sentimos la llamada a curar, cuidar y acompañar?

Nuestro Fiat. María vivió una historia de amor. Supo que a Dios no le quedó nada por hacer para que tuviéramos vida nueva. Ella nos enseña a dejarnos amar. Con su fiat nos dice que el sentido de la vida está en nuestras manos y consiste en aceptar el amor crucificado de Jesús que se entrega por nosotros.

  • Canto: Quiero decir que sí como tú María.

María, manantial de pureza. Sentimos el impulso de acercarnos a María. Al acercarnos a María percibimos la luz y la verdad, entendemos la historia humana como un espacio de misericordia, descubrimos que Dios nunca pierde la esperanza en el mundo por muy perdido que este esté, comprendemos que cualquier situación es una oportunidad para obrar con los mismos sentimientos de Jesús.

  • Renovamos nuestro bautismo: obra del amor de Dios en nosotros y respuesta fe en medio de la Iglesia. (Fórmula bautismal de la noche de Pascua).
  • Canción: Mi alma canta (Gen verde).

ESCUCHA DE LA PALABRA: JUAN 3,14-21

Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

TESTIMONIO: Nuestra casa es un lugar de resurrección (INMA SOLER – COMUNIDAD VILLA TERESITA. Auxiliares del Buen Pastor).

TEXTO ILUMINADOR del papa Francisco

Ser padre significa introducir al niño en la experiencia de la vida, en la realidad. No para retenerlo, no para encarcelarlo, no para poseerlo, sino para hacerlo capaz de elegir, de ser libre, de salir. Quizás por esta razón la tradición también le ha puesto a José, junto al apelativo de padre, el de “castísimo”. No es una indicación meramente afectiva, sino la síntesis de una actitud que expresa lo contrario a poseer. La castidad está en ser libres del afán de poseer en todos los ámbitos de la vida. Solo cuando un amor es casto es un verdadero amor.

El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz. Dios mismo amó al hombre con amor casto, dejándolo libre incluso para equivocarse y ponerse en contra suya. La lógica del amor es siempre una lógica de libertad, y José fue capaz de amar de una manera extraordinariamente libre. Nunca se puso en el centro. Supo cómo descentrarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida. (Patris Corde, 7).

ORACIÓN CONTEMPLATIVA. Miramos el cuadro de La Piedad y damos gracias a Jesús y a María por su amor hasta el extremo.

Canto: María, de ti nace la vida, de ti brota el amor. María, de ti parte el camino que lleva hasta el Señor. ¡MARÍA!

PADRE NUESTRO. BENDICIÓN.

Equipo CIPE.

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