2º Domingo: ¡Preparad el camino del Señor!
En el desierto, Juan nos dice:
Preparad el camino al Señor,
enderezad sus senderos.
El desierto es un lugar de muerte,
en el que Dios se revela y hace posible la vida.
Por eso, el Espíritu nos empuja al desierto,
nos habla al corazón
y nos prepara para recibir a Jesús.
En el desierto hay silencio, soledad, noche;
toda voz, compañía, claridad se pierden.
Nos quedamos sin nada y eso nos da miedo;
viene la tentación de volver atrás.
Juan nos invita a mirar a Jesús,
el que nos bautizará con Espíritu Santo.
Abrimos la puerta al Espíritu
para convivir y dejarnos transformar por él,
en lo cotidiano de nuestra vida.
¡Preparemos el camino del Señor!