Domingo sexto del Tiempo Ordinario

Palabras poéticas, pero a contracorriente: Ser pobre en el corazón eso es santidad. Buscar la justicia con hambre y sed, esto es santidad. Saber llorar con los que lloran, eso es santidad. Aceptar cada día el camino del Evangelio aunque nos traiga problemas, esto es santidad (Papa Francisco, Gaudete et exsultate).

En este texto, uno de los más impresionantes de la historia de la humanidad, encontramos un lenguaje provocador para los que desean orar y buscar a Dios: Dios se revela en los pobres, los abraza. Así de claro.

Gracias, Jesús, por decirnos estas cosas mirándonos a los ojos.   

El Evangelio no puede ser escuchado de igual manera por todos. No pretendamos encontrar a Dios donde no está; es inútil. La oración se descristianiza cuando la hacemos desde la riqueza y desde el poder. La indiferencia hace invisibles a los pobres.

Gracias, Jesús, por enseñarnos que no todo lleva a la vida.

Sólo hay vida junto a la corriente. Orar es entrar con libertad y ánimo en la dinámica de la vida. Todo es gracia. Los corazones abiertos a Dios son solidarios con los necesitados de alimento, casa y libertad.

Enrólanos en tu grupo, Jesús, para caminar contigo.   

Hay pobres porque alguien los empobrece. Hay hambrientos, porque alguien les quita el pan. Hay lágrimas, porque otros hacen llorar. Hay excluidos y perseguidos, porque hay perseguidores.

Perdónanos, Señor Jesús. Une tus manos a las nuestras y a las de muchos para compartir el pan con los que no lo tienen.   

Ora quien se fía de Dios, quien abre el corazón a su bondad. Un Dios con corazón sólo puede aparecer donde está la acequia del consuelo y la ternura. La boca se nos llena de risas y la lengua de cantares.

Te alabamos, Señor, porque nunca faltas a tus amigos. 

La Palabra nos juzga y nos critica. En el mundo de los poderosos habita un gran vacío, un horizonte de muerte se abre ante ellos. No busquemos a Dios en la risa insolidaria, porque ahí no está.

Dame tu fuerza, Señor Jesús, para cambiar. Tú vas delante, abriendo los caminos.

Dios está con los últimos. La resurrección ilumina la vida, da futuro a todos los excluidos de la tierra. ¡Echemos a volar nuestra audacia! Orar es disponernos a acoger la alegría de Dios y a saltar de gozo.

Todos nuestros límites los abraza tu amor infinito, Señor. ¡Bendito seas!  

Sólo Dios basta. Al orante le basta saber que Dios habla bien de él.

Saber que tú nos amas, nos hace vivir de otra manera.  

¡DICHOSOS!

LAS BIENAVENTURANZAS

BIENAVENTURANZAS DE LA SOLIDARIDAD. HIMNO DE ALABANZA AL PADRE.

BIENAVENTURANZAS DEL CAMINO

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